"Oficina"

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Y ahí estabas tú junto a la puerta, esperando quieta y paciente, una orden que te dio tu jefe Fletcher antes de azotar la puerta y encerrarse con su hermano (también dueño de la empresa). Habías logrado escuchar cómo varias veces tanto el señor Fletcher cómo Wyatt se gritaban uno al otro, al parecer había un desacuerdo con algo de las inversiones, que tú ignorabas completamente, pero no evitaba ponerte de los nervios, sabías que cuando tu jefe andaba de muy mal humor, tú eras su pequeño comodín para descargar todo su enojo, vaya forma de pasar la vida mientras intentabas pagar tu educación de la universidad al trabajar ahí, podrías renunciar en cualquier momento, pero había sido el único trabajo en dónde al menos te alcanzaba para las mensualidades y materiales de tu carrera; sin mencionar el horario flexible. Al estar divagando en tu mente, no te habías dado cuenta de que la discusión dentro de la oficina había cesado, lo que te tomó más aún con la guardia baja fue la puerta abriéndose rápidamente, saliendo el señor Wyatt con pasos apresurados y muy molesto, apenas y te había dirigido una mirada rápida. Al parecer nada había salido bien, oh vaya, ahora era tu turno. Entraste con pasos silenciosos, esperando nuevas órdenes como te había indicado que haría. Ahí estaba él, sentado en su silla giratoria mirando hacia la ventana trasera.

—Maldito estúpido...— Encendió un cigarrillo para comenzar a fumar.

Las palabras te habían puesto más tensa, ya podías oír las posibles quejas que soltaría. Te acercaste un poco más al escritorio para hacerle saber que estabas presente, pero antes de que pudieras decir algo, él habló.

—¿Y tú qué haces aquí?— Giró la silla hacia ti, con el cigarrillo entre su dedo índice y medio, soltando el humo que había inhalado.

—Usted...usted me pidió que me quedara junto a la puerta...

—¡Yo no te pedí una mierda!—Soltó Fletcher sin más— Tú deberías de estar trabajando y no estar perdiendo el tiempo, te pago para que me hagas favores, pero al parecer ni siquiera puedes hacer eso bien. Mejor lárgate a tu escritorio, antes de que considere despedirte. ¡Largo!

Ese último grito te hizo reaccionar después de estar tratando de procesar las cosas tan horribles que te había dicho, no supiste cómo, pero tus pies fueron rápidos y te sacaron de esa oficina antes de que pudieras colapsar en la misma, sí, ya te había hecho comentarios muy dolorosos de otras personas (compañeros cercanos del trabajo), pero jamás te había dado quejas de ti. Pero para empezar, ¿Pero por qué te importaba? Ni siquiera él era alguien especial en tu vida, o algo por el estilo, ¿Y entonces por qué? Te aguantaste el nudo del llanto que aún sentías atorado, recordando que no estabas como para renunciar tan fácilmente, había una escuela y un futuro que pagar, dependía todo de ti.

. . .

El reloj por fin marcó las nueve de la noche, perfecto, al fin te irías de ese horrible lugar, aunque lo único que te daba una punzada de disgusto, era el hecho de que tenías que estar estudiando para los próximos exámenes del semestre para cuando regresaras a tu apartamento. Te diste ánimos mientras pensabas en que todo aquel esfuerzo que estabas haciendo, tendría una buena recompensa más adelante. Pero entonces, antes de que te alejaras de la silla, el teléfono de tu escritorio sonó, con un suspiro cansado volteaste hacia el mismo, el cuál tenía el foco rojo marcando la línea dos, era él...justo cuando ya estabas por irte. Apretaste el botón para contestar y preparaste tu voz para que no sonara agotada.

—Diga señor— Dijiste con la poca actitud positiva que te quedaba, y esperas la respuesta, la cuál no llegó al momento, al contrario, lo que se oyó en la otra línea no era más que una respiración pesada y una clase de cristales chocando, ¿Qué demonios? Pensaste. — ¿Señor?

—Ven a mi oficina ahora. — Él colgó.

¿Qué había sido eso? Arqueaste una ceja al sentirte confundía, dirigiste tu mirada hacia la oficina detrás de ti, aún tratando de resolver aquella acción tan extraña, pero era claro que no lo sabrías hasta que cruzaras esa puerta, dejaste tus cosas de nuevo sobre el escritorio y fuiste hasta la misma puerta que no dejabas de mirar con nervios, ¿Y qué tal si lo de despedirte había sido verdad? ¿Tendrías que buscar otro empleo ahora? Vaya que lo hiciste enojar sólo por haber obedecido sus propias órdenes, qué idiota. Cuando estuviste frente a ella, sentías cómo tu corazón golpeaba cientos de veces contra tu tórax, jugaste un poco con tus dedos antes de tocar un par de veces, esperando la aprobación de que entraras, la cuál recibiste de inmediato. Abriste con lentitud la única barrera que los separaba, los nervios que se habían acumulado en tu abdomen se fueron adormeciendo en cuanto viste la imagen frente a tí, te detuviste por un momento para tratar de comprender. Fletcher, tu jefe, estaba sentado en una de las sillas de invitados, se había quitado el saco gris al igual que su corbata, los primeros botones de su camisa estaban desabrochados, sin mencionar el vaso junto con la botella de whisky en el escritorio, estaba tan desaliñado que por un momento dudaste si era tu jefe.

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⏰ Last updated: Feb 29 ⏰

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Fletcher S.Where stories live. Discover now