Los amigos no se besan

2 0 0
                                    


Todos los cuarteles eran iguales. Era algo que había aprendido con rapidez al pasar por varias de estas, muchas en muy poco tiempo. Antes nunca se hubiera imaginado que pasaría casi todas sus noches en una, tampoco se imaginaba que sería uno de los héroes que recuperaron la muralla María.

Pero no sentía alegría ni orgullo, cientos de soldados murieron en la operación y lo que descubrieron en ese sótano fue desolador. No eran los únicos humanos, había miles más fuera de la isla que era su hogar y estos otros humanos los odiaban a muerte por motivos que no entendía.

Su estado de ánimo era lúgubre y no quería hacer nada más que acostarse y ver la madera de la litera de arriba. Pero por mucho que lo intentara sus pensamientos siempre regresaban a todo lo que había ocurrido en tan poco tiempo y no podía ni dormir, realmente se estaba hundiendo en sí mismo.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando la puerta de la habitación fue abierta repentinamente, entraron Sasha y Connie, aunque un poco más animados que él podía ver que al igual que él tampoco estaban en su mejor momento.

-Oye Jean, Sasha y yo vamos a salir a la ciudad -las palabras de Connie eran algo inseguras-. ¿Quieres venir?

El más alto volvió a mirar hacia arriba.

-No tengo ganas de salir -respondió de manera tosca.

-Vamos, hoy hay un carnaval -insistió Sasha más alegre-. Es seguro que conseguiremos comida muy buena.

Jean resoplo cerrando los ojos.

-¿Porque yo? Pueden ir solo ustedes o pedirle a Eren, Mikasa o Armin que vayan con ustedes.

Ambos jóvenes se miraron con semblante serio y asintieron mutuamente.

-Ellos están ocupados -dijo Sasha cruzando sus brazos.

-Además, queremos salir contigo -Connie también cruzo sus brazos-. Vamos, realmente necesitas salir de aquí.

Ambos hablaron más seguros mirándolo con una expresión de suficiencia que a Jean le molesto un poco. Este finalmente se levanto de la cama y se paro enfrente de ellos, lo miraban a los ojos profundamente, Jean cedió.

-Está bien -dijo mientras caminaba a la puerta-. Pero ni crean que les voy a comprar nada.

Sasha y Connie chocaron sus manos mientras saltaban detrás de él y se apresuraron para alcanzarlo.

Al ver el carnaval, los tres jóvenes se sorprendieron, era realmente grande, el más grande que Jean, más acostumbrado a estos, había visto en su vida. Casi todas las calles estaban inundadas con puestos y tanta gente que apenas y podían caminar, de las casas colgaban listones de colores y muchas bandas tocaban alegres canciones en cada esquina.

Rápidamente entendieron en motivo del carnaval, la gente celebraba la recuperación de la muralla María y la próxima vuelta a las tierras a las que su gente se habían vistos obligados a abandonar.

A cada paso que daban los vendedores les ofrecían sus productos y en más de una ocasión tuvieron que arrastrar a Sasha antes de que gastara todo su dinero en comida. Era verdad lo que había dicho Connie, Jean realmente necesitaba esto, salir de su pozo de miseria y pasar un rato agradable con sus amigos, por un rato podía olvidarse de todo y volver a ser un joven normal.

Llegaron donde un pintor que les insistió mucho en hacerles un retrato a los tres amigos, Sasha y Connie tuvieron que suplicarle a Jean, a quien no le gustaba mucho la idea, que aceptara y solo lo hizo cuando el pintor le dijo que sería gratis.

Estuvieron sentados aproximadamente una hora, intentado no moverse lo cual resultado mas fácil de los esperado, posiblemente porque eran soldados acostumbrados a estar de pie por horas.

Los amigos no se besanWhere stories live. Discover now