𝐈𝐧 𝐓𝐡𝐞 𝐑𝐚𝐢𝐧ᵗᵉᵐᵖᵉˢᵗ

𝐔𝐍𝐈𝐂𝐎

Las gotas caen del cielo e impactan con el cristal del ventanal de aquella cafetería creando un sonido hueco.

Con sus manos temblorosas, Jaewon intenta buscar el calor de forma desesperada en la taza de café que está reposando enfrente suyo la cual humea por el contenido caliente y aun haciendo tal contacto, la frialdad en su cuerpo y corazón no se iban del todo.

Estaba cansado y abatido, por primera vez en mucho tiempo no tenía las energías suficientes como para seguir intentando buscar la estabilidad qué le habían prometido los adultos cuando era un adolescente.

Dios, tenía treinta y dos años de edad y sentía que la vida se le estaba yendo de las manos.

No tenía un empleo fijo pues las pasantías en Seúl resultaban ser mayormente largas y los puestos para los trabajos eran muy pocos, los préstamos eran aún mayores y el pagar las deudas era casi imposible... Dios, a penas el hecho de poder probar bocado era un reto completo para Song.

Sin embargo aun con sus altibajos siempre intentaba dar lo mejor de sí, intentaba poder poner una sonrisa ante las grandes y complicadas situaciones de la vida aun si guardaba sus emociones de las demás personas y creaba una muralla para quienes le rodeaban.

Pero hoy no. Hoy estaba harto.

Estaba tan cansado de portar la máscara, estaba hartó de aparentar una vida digna por la presión social, tan irritado de guardar sus emociones y por supuesto tan triste de los sueños que dejo de lado.

El reloj seguía avanzando de forma lenta, pero Jaewon ya sentía que había vivido toda una vida cuando ni siquiera estaba a la mitad de ella.

Solto un suspiro, miro el café delante de él y las ganas de llorar lo invadieron por completo. Y dejo salir las lágrimas una por una, sollozo unas cuantas veces aunque algunas personas que estaban a su alrededor se le quedaron mirando incómodos porque después de todo era un lugar público.

Paso un tiempo, uno en donde la mente de Jaewon se sintió tan confusa porque todo estaba en blanco y a la vez negro, no había pensamientos pero si recuerdos. Estaba perdido, tan asustado y a la vez ido.

La situación era peligrosa.

- Disculpe, señor- escucho a la lejanía. -... Señor... - la voz se hizo solo un poco más fuerte -... Disculpe...

Una mano se reposó en su hombro, dio un pequeño brinco y levanto la mirada del café hacia la persona que le había llamado. Se encontró con la joven que lo había atendido cuando llego, el rostro de la chica parecía preocupado pero sobre todo apenado.

- Perdone por asustarlo - se disculpó a lo que Jaewon negó. - quería saber si gustaba de algo más. Algún pan o pastel para acompañar su bebida.

Abrió su boca sin embargo la volvió a cerrar casi de inmediato, el nudo en su garganta le impedía pronunciar alguna palabra o tan siquiera soltar sonido alguno, le tomo unos treinta segundos encontrar su propia voz en su interior y cuando estuvo completamente seguro de que no se quebraría su tono al pronunciar alguna palabra, fue entonces que pidió la cuenta.