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aprendiendo a ser bruja

Ahí estaba Shimara Edevane, una adolescente de apenas 12 años, intentando hacer magia aunque bueno, no era realmente buena en eso como sus hermanos mayores Nico y Lettuce ya que le entusiasmaban más los deportes como a su Papá Yael ya que el era experto en deportes., solo que desde hace tiempo también se veía interesada en la magia ya que a menudo veía a su papá Shiro usarla y se le hacía algo genial.

— hm! Kaylaaa ya es la sexta vez que lo intento y no pasa nada! — hablo a su mejor amiga que estaba sentada viendo atentamente una historieta.

— Uh, no lo sé, intenta con la otra mano. Yo no soy bruja. — miro levemente a la otra joven que se miraba desanimada — ¿No has intentado..? yo que sé...¿Hablar con tu papá el brujo?

— No, ¡quiero sorprenderlo y que también se enorgullezca de mí cómo de mis hermanos por saber magia!  — sonrió tanto al imaginarlo que hasta parecía que había destellos en sus ojos por la emoción.

— pero entonces ¿Cómo vas a lograr hacer magia y eso? No entiendo cómo pretendes aprender si no sabes ni un poco y a mí ni me mires, no soy bruja..solo gótica.

— entonces usa tus poderes góticos para ayudarme. — shimara respondió.

— déjame pensarlo....¡Nop! — siguió leyendo aunque su pobre amiga se decepcionará de nuevo.

— Kayla! - chilló de preocupación, en verdad quería aprender magia ya mismo — ¿Cómo voy a sorprenderlo? — puso ojos de mera tristeza para poder conmover a la otra y que la ayudara con su por ahora inalcanzable propósito.

— Shimara no me veas con esa cara, no me vas a convencer. Te quiero mucho y todo pero si no vas a preguntar sobre lo que quieres aprender....mejor rindete.

— HMMPHo! con una amiga como tú ya no necesito enemigos. — se cruzó de brazos y hizo un puchero ofendida ante las respuestas de su supuesta mejor amiga.

— Shimara, hablo enserio. Creo que a tu papá le sorprendería más que hablaras con el y se alegraría de que quieras aprender de el.

— pero, no quiero eso... quiero sorprenderlo de verdad..por favor ayúdame, no te molestaré con nada más, anda... — la tomo de las manos para seguir intentando convencer a su amiga.

— No me convence, siempre que pones esa cara es por qué algo va a salir mal. Cómo en año nuevo con los fuegos artificiales. — menciono recordando aquel incidente dónde causaron un desastre intentando prender fuegos artificiales en casa de Kayla.

— no, será diferente está vez. Confía en mí Kayla. - hablo con Tono firme y seguro.

No, Nada salió bien por qué por obvias razones shimara ni siquiera pudo hacer magia esa tarde y volvió a su casa desanimada.

— Ya, Ya...Mara...te dije que no te iba a salir y aún así lo intentaste, no entiendo tu tristeza. — estaban en la entrada de la casa de Shimara quien estaba devastada.

— Obvio que no! No lo vas a entender por qué tus papás no esperan nada de ti! Hmhph. - hablo con un tono molesto y desanimado.

— y de ti tampoco por qué está mal, te van a querer hagas magia o no. - entraron y fueron recibidas por shiro, quien estaba en la casa.

— Hola chicas — las saludó sonriente el brujo que a pesar de ya tener unos años se veía joven como siempre, era siempre la envidia de las señoras en el kinder, se acercó a ellas y noto la cara de desánimo en su hija — ¿Que pasa mi niña? ¿Te fue mal hoy?

La menor asintió lentamente y abrazo a su progenitor así comenzando a llorar en su pecho.

— Ya, Tranquila...puedes contarme ¿Sip? Solo calma primero pequeña. — La calmó y después la sentó en el sofá.

Shimara le contó a su papá sobre lo que quería hacer y como no lo logró, así que Shiro entusiasmado se ofreció a ayudarle a aprender recordándole que todo necesita hacerse con paciekcy perseverancia.
Shimara al principio no sonaba convencida peor con el tiempo aprendió un poco de magia, no un nivel tan avanzado pero lo suficiente para sentirse bien de haber hablado con su papá.