34- El complemento perfecto

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Meses más tarde

Los nervios no se iban. Y creo q no lo harán por unas horas.

Yo caminaba de acá para allá, y de allá para allá.

Solo me paré en frente del vestido blanco que colgaba en la puerta del armario y quedé en shock, aún no podía creer que daría este paso, este gran paso. Nunca pensé que este momento llegaría tan rápido. Todo lo sucedido, lo que enfrentamos, todo valió la pena para llegar al aquí y ahora...

Unos pequeños toques en mi pierna me sacan de mis pensamientos, haciendo que dirija mi atención a ella.

-¿Sabes una cosa?- la miro captando su atención- vos sos mi vida entera.- le beso la frente.

"toc toc" tocan la puerta.

-Adelante- hablo.

-¿Estas lista para comenzar?- pregunta la encargada de la organización.

Asiento.

- Bien, la maquillados y la peluquera ya llegaron, es hora.- finalizaba.

Me puse en pie junto a mi pequeña en brazos y emprendí la caminata hacia el otro cuarto.

-Tu debes ser la hermosa novia- dijo Soledad, la maquilladora.

-La misma- rio ante mi respuesta y la saludo.

-Serás la princesa más bonita, te lo aseguro- dice Sole.

Al oír eso, de manera inevitable se me vino un flashback de hace unas noches atrás.

-Pablo, solo una porción que sino estaré gorda y el vestido no me entrará- le digo a mi novio.

-Luz, mírame, alta, flaca, gorda, bajita, con o sin vestido de novia, siempre pero siempre... serás la princesa más bonita, te  lo aseguro.-

-¿En serio?- le pregunto- es que si engordo n- no me dejó terminar la frase cuando sus labios ya habían impactado con los míos.

-Siempre fuiste la niña de mis ojos, Luz, siempre.-

-Señorita, señorita...- me hablaba la peluquera.

-Lo siento, ¿Qué me decía?- me disculpo ante mi distracción.-

-¿El peinado así o le quiere hacer una modificación.?- pregunta ella.

- Creo que está...-

Y así empezó mi tarde de bodas. Un peinado por acá, una brocha por allá.

Narra Gavi

-Tio, ya tranquilo- me decía Pedri al oído.

-¿Y si se arrepiente?- lo miro- o ¿si se escapa?-

-¿Estoy viendo a Gavi preocupado?- se ríe Ferran.

-Niño, es la madre de tu hija, y el amor de tu vida, tranquilo- me responde Pedri.

Cierro mis ojos y me pongo a pensar en todo lo que pasamos.

No puedo evitar pensar en que hace unos meses atrás casi la perdia. Y hoy, seriamos uno, seríamos marido y mujer. Mi mujer. Mi chica.

Todo suena tan irreal, que si me dicen que es un sueño espero no despertar nunca.

Abro mis ojos, y visualizo a Sira entrar desde el pasillo. La música tradicional sonaba por todo el predio.

Los invitaron se pusieron de pie al ver a Sira con mi hija en sus brazos y a mi hermana Aurora, quienes tiraban pétalos blancos por todo el pasillo.

¿Destinos cruzados o Nuevos comienzos? | Pablo GaviOnde as histórias ganham vida. Descobre agora