—De seguro no tenían muchos pedidos—Aunque la razón fue porque Kim Taehyung fue al lugar para pagar más por aquellas prendas y amenazar de paso que si no terminaban a tiempo, sus familias serían desterradas de aquellas tierras. Nadíe podía negarse a un pedido del Gran General y monstruo Kim Taehyung, que había ganado innumerables batallas en la guerra,agregando que era un principe y sobrino de su majestad.

—Si, debe ser eso—Yoongi contempló a su esposo, notando que el alfa se había distraido viendo la decoración de aquel cuarto, el omega fijó sus ojos en aquellos rasgos ajenos. Hombre guapo, li hacia sentir fatal, si no pudiera controlar su impulsos y el miedo en su interior, desearía buscar y sentir los labios de ese alfa, como cuando fue favorecido en sus vidas pasadas, anhelaba esa sensación.

—En una semana y medio partiré a la frontera del norte—le recordó ó—, su majestad me ha mandado a que me haga cargo de una situación, no se cuanto tiempo estaré allí, por lo que te quedarás solo, si llegas a necesitar algo, solo se lo comunicas al soldado Choi MinHo.

—Bien, espero que tenga un buen viaje para ese entonces—Yoongi se giró para sentarse y verse en el espejo, quitando una de sus argollas, notó que Taehyung seguía tras suyo, por lo que frunció el ceño y se giró en su banco de madera—¿Necesita algo más, su alteza?

Taehyung dejó la manzana sobre una pequeña mesa que estaba a su derecha y negó en silencio, se giró sobre sus talones y salió del cuarto, sintiendo el rechazo por parte del omega, suspiró con tristeza, tratando de contener un poco el pesar de su corazón. Nunca fue bueno para decir lo que sentía, al salir del palacio de su esposo, se recostó sobre aquellos muros que lo cubrían. Se cruzó de brazos, sin saber que mas hacer para ese momento, había salido temprano del entrenamiento de los nuevos reclutas para pedirle al joven Min que tuvieran una cena juntos; pero cuando llegó, se paralizó y sus palabras ya no salieron, por miedo a incomodarlo o darse cuenta del fuerte rechazo.

Yoongi terminó de quitarse las joyas, se levantó para dirigirse a buscar su tela de costura, hasta que se dio cuenta que sobre una pequeña mesa vieja, se mantenía una manzana roja. Salió del cuarto tomando aquella fruta para entregarsela al General, quien de seguro la habia olvidado al llegar; pero cuando salió por esas enormes puertas de madera y metal, pudo verlo conversando con la concubina Han Sohee y cargaba entre sus brazos a su hijo Vernon.

Yoongi se escondió con rapidez, como si estuviera viendo algo prohibido, notando como el rostro de aquel hombre duro, cambiaba por completo a uno amable frente a su hijo y acariciaba los cabellos oscuros del cachorro. Yoongi tocó de forma inconsciente su vientre y bajó su mirada con un nudo en su garganta.

«Segunda vida de Min Yoongi:

El omega se encontraba sentado en una silla con un fuerte dolor de cabeza y deseos de vomitar, el médico tenía una pequeña tela delgada sobre su muñeca mientras medía su pulso y salud. Aquel doctor sonrió y se hincó en forma de respeto.

—Felicidades, consorte principal, usted está esperando un hijo, tiene tres meses de gestación.

Las cejas de Min Yoongi se enarcaron de la sorpresa, las dos concubinas, Sohee y Jennie le contemplaron con una sonrisa en su rostro, ya que ellas habían encontrado al joven Min desmayado en medio del jardín y ordenaron que lo llevaran a su cuarto y además, llamaron al médico principal de la casa.

Ambas se hincaron en forma de respeto, para felicitarlo.

—¡Felicidades Consorte Noble—exclamaron ambas en coro.

Min Yoongi tocó su vientre al darse cuenta que ahora cargaba en su interior un cachorro. Logró escuchar unos fuertes pasos y como la puerta se abrió de un golpe, entrando un sudado y agitado alfa. El General miró en dirección de aquel médico, con el ceño fruncido, como si algo le molestara. El ambiente en el lugar se puso tenso, nadie se atrevió a subir el rostro, Yoongi se hincó, entre tropiezos al darse cuenta de su falta de respeto al no saludar a su esposo.

Sukha||Taegi.Where stories live. Discover now