—Ya solo di que me extrañas—Sonrío.

Ella se levanta del escritorio, negando con una sonrisa. Me lanza una carpeta a la mesita de noche y va a servirme un trago. La abro con lentitud, 20 expedientes de vampiros y licántropos rusos, y sus familias.

Me entrega el vaso y se sienta frente a mí.

—¿Qué...

—Son unos hombres que no quieren unirse a mi Alianza… No les gusto mi oferta.

—¿La de entregarte todas sus tierras?—Cuestiono, asiente. —Quien lo diría.

—Quiero que empieces por sus esposas, deja el cuerpo, quizás en el velorio, recapaciten.— Ordena. — Si no, sigue con sus hijas, sus madres, sus mejores hombres…—Guardo silencio— ¿Qué pasa? Creí que te gustaría irte a Rusia por un tiempo, está lleno de aquelarres, de esos con las brujas que te gustan.

—¿Un tiempo?—Le pregunto.—¿Cuánto?

—Un año—Dictamina. —No se matan a veinte familias poderosas en una semana, sería un escándalo. Y por supuesto, para los medios, la culpa siempre la tengo yo.

Mi mente solo piensa en una persona al oír eso: en mi Diana. Llevármela sería muy peligroso para ella. Pero si la dejo, podría...

— ¿Has pensado que harías si encontraras a tu Luna Suprema?— Mi pregunta la hace fruncir el ceño, confundida. —¿Nunca lo has pensado?

—¿En qué se relaciona esto con mi Luna?

—¿No querías que pasáramos más tiempo de amigas?—Finjo una sonrisa. —Nunca te lo pregunte ¿Qué harías?

Ella alza una ceja, antes de ponerse a pensar unos segundos.

— Establecer mi descendencia.— Musita sin una pizca de emoción y con frialdad en su rostro.

El solo pensar en Diana teniendo pequeños y engreídos rubios, me revuelve el estómago.

—¿Te crees capaz de amarla?— Puedo ver como una sonrisa burlona quiere aparecer en su rostro.

—Tú sabes la historia de mi familia, Amina.

—Entonces serás como los otros alfas...

—Es el destino que le depara a todas las Lunas Favre, no sería justo que la tratara diferente. —Dijo sin una pizca de duda. —Pero tranquila, se les compensa con lujos y joyas.

El odio que le tiene a su luna sin conocerla viene de generaciones en la familia Favre, desde que Nara no quiso que Gabriel Favre y se reforzó cuando mi madre se negó a ser luna de su bisabuelo.

Y dudo mucho que Jessica vaya contra su propia sangre y costumbres.

—Toda su joyería sería de onyx ¿Verdad? —Mascullo entre dientes. —Para que no sufra las quemaduras como tu madre.

Su mirada se oscureció.

—Solo cuando se lo gane. —Fruncí el ceño, y aprieto el vaso con violencia. —Pero eso no te incumbirá, Amina, lo que yo haré o dejaré de hacer con mi Luna, solo será mi asunto, ella me pertenecerá solo a mí.

La puerta se abre y entra un guardia.

—Alfa Suprema, la señorita Celeste llegó—Dijo.

—Dile que pase.—Ella se levanta.

Fruncí más el ceño.

—¿No que habías terminado con ella?—Le susurro.

—Solo nos estamos divirtiendo.

Sword Onyx [3]Where stories live. Discover now