0.00

83 23 35
                                    

Otro día más en la cafetería. Me llamo Lute Pereyra y hace unas semanas celebré mi vigésimo segundo cumpleaños. Trabajo en una de las cafeterías más desagradables de esta ciudad. El ambiente es deprimente, el sueldo apenas alcanza para cubrir mis necesidades, y los clientes suelen ser insoportables. A pesar de todo esto, no tengo más remedio que soportarlo. Necesito el dinero para pagar mis estudios universitarios y, aunque este empleo no es ideal, es lo que me permite seguir adelante.

Mi jefe es un auténtico imbécil. Su actitud despectiva y sus constantes exigencias hacen que cada jornada sea un verdadero infierno. Estoy considerando seriamente la posibilidad de renunciar, pero tengo responsabilidades que no puedo ignorar. Entre ellas, está mi gato, que depende completamente de mí para su alimentación y cuidado. Necesito el dinero, no solo para mí, sino también para él.

Cada mañana, mientras me preparo para otro día en este lugar tan poco gratificante, me recuerdo a mí mismo que esto es temporal. Mis estudios son mi prioridad, y este trabajo, por miserable que sea, es un medio para alcanzar mis objetivos. Algún día, cuando haya terminado mi carrera, miraré hacia atrás y sabré que todo este esfuerzo valió la pena. Hasta entonces, seguiré adelante, soportando las adversidades y buscando cualquier oportunidad que me permita mejorar mi situación.

Mientras salía de mi trabajo, recibí una llamada. Al principio, pensé en colgar, pero cuando vi de quién era, rápidamente decidí contestar.

— ¿Sky? — pregunté con curiosidad.

— ¡Lute, gracias por responder! — dijo ella, claramente emocionada.

Skylar Vasileiou, o simplemente Sky, era mi amiga desde hace muchos años. Nos conocimos cuando yo tenía diez años, y desde entonces nuestra amistad había florecido. Ella era mayor que yo y tenía un trabajo mucho mejor, además de pertenecer a una de las familias más ricas del país. Su vida parecía sacada de un cuento de hadas, casi como si fuera hija del presidente. A pesar de las diferencias en nuestras circunstancias, nunca la envidié. Sky siempre ha sido generosa, ofreciéndome su ayuda o comprándome cosas, pero siempre he rechazado sus ofertas porque no quería aprovecharme de su bondad. Al final del día, es una amiga de verdad.

— ¿A qué se debe tu llamada? — pregunté, intrigada.

— Mira, sé que no te gusta conseguir las cosas de forma fácil... pero — hizo una pausa dramática, como si estuviera anticipando mi reacción — hace poco despidieron a la asistente del CEO y están buscando a alguien para el puesto.

Mi primera reacción fue pensar en rechazar la oferta. Siempre he querido lograr las cosas por mis propios medios, pero tampoco podía ignorar la gran oportunidad que se me presentaba. Sky no estaba usando su influencia para conseguirme el trabajo; simplemente me estaba informando para que pudiera intentar conseguirlo por mis propios méritos.

— Lo pensaré — respondí, mientras miraba a mi alrededor y reflexionaba sobre la oferta.

La llamada de Sky me hizo pensar en cómo nuestras vidas se habían entrelazado a lo largo de los años. A pesar de las diferencias en nuestras circunstancias, siempre habíamos estado ahí la una para el otra. Sky nunca había dejado que su riqueza afectara nuestra amistad, y siempre había sido una fuente de apoyo incondicional para mí. Mientras caminaba, no podía evitar sentirme agradecida por tener a alguien como ella en mi vida.

Esa noche, mientras me preparaba para dormir, no podía dejar de pensar en la oferta que me había hecho Sky. Era una oportunidad que podría cambiar mi vida por completo, y quizás había llegado el momento de aceptar la ayuda de una amiga que solo quería lo mejor para mí. Decidí que al día siguiente hablaría con Sky para decirle que estaba dispuesta a intentarlo. A veces, aceptar una mano amiga no significa renunciar a tu independencia, sino reconocer que todos necesitamos un poco de ayuda en el camino hacia nuestros sueños.

Alternative / Adam Y LuteWhere stories live. Discover now