- Lo que sea, para mí solo es el causante de que no pueda estar con el hombre que amo.

Dejando a mi hermana en el balcón, recibí un mensaje. Observé el nombre de el. El único especial en mi vida, entonces salí a darle el encuentro.

Metido en mi auto, manejé para verlo. El vivía en un departamento que yo le había obsequiado.

Durante estos seis años, el viajaba y venía a verme a Inglaterra, lugar en el que permanecí durante estos últimos años. Jihoon era el hijo de uno de los accionistas de la empresa Jeon, mientras mi padre estaba con vida, pero luego de que el padre de Jihoon se retirara de los negocios, había dejado esas acciones a su únici hijo, aunque a el jamás le interesaron los negocios, mandando muchas veces a un representante en su lugar.

*Flashback*

De piel suave, blanca, cabellos castaños y labios rojos. Lo conocí cuando empezaba mis primeros días en la empresa Jeon.

Su belleza había atrapado de inmediato mi atención, y ese par de piernas esbeltas. Era un hombre muy sensual. Tenía lo que no había encontrado en otros, hasta ese momento.

La conexión y química fue de inmediato. Cuando menos lo esperaba ya lo tenía entre mis brazos. Disfrutando de sus besos y cuerpo.

Jihoon me seguía el ritmo como solo yo estaba acostumbrado. La pasábamos muy bien en la cama. Compartíamos esa pasión por el otro.

Y estaba dispuesto a aceptar su petición. Jihoon ansiaba ser mi esposo, y bajo ninguna circunstancia me negué. Lo quería en mi vida; de eso estaba muy seguro.

Hasta que llegó el maldito día en que me enteré que no podía hacerlo.

Ese mocoso de cabellos azabache, ojos azules, labios carmesí y figura esbelta era el culpable, y lo peor de todo era que resultaba ser el mismo que conocí años atrás. Uno que se había ilusionado conmigo. Pero una parte era mi culpa, nunca debí ser amable con el. Confesando un amor que a mí me importó poco.

Y apenas pasaron unos días, tomé mis maletas, para irme con Jihoon el me acompañó en mi viaje, y estuvimos juntos por un tiempo, pero el tenía también una vida aquí. Una que yo aceptaba y comprendía. El me esperaría hasta que mi divorcio se diera, desde un principio me acompañó y yo iba a cumplir mi palabra.

*Fin Flashback*

Amaba con locura a Jihoon, tan comprensivo y adorable que me esperó, sin lugar a dudas, como el no existía nadie. Era el único que yo quería para compartir el resto de mi vida.

Quitando las llaves del auto para descender, miré de un lado a otro. Debía tener cuidado de los fotógrafos. Esto era una porquería, tener que mantener oculta al hombre que amo, por uno que no me despertaba el mínimo deseo.

Mierda, hasta cuando podría tolerarlo. Al regresar creí que todo se acabaría y por fin podría casarme con Jihoon, pero no. Un año, quedaba un maldito año más.

- Mi amor -lanzándose a mi cuello, recibí los brazos delicados y delgados de Jihoon. Su delicada sonrisa y boca roja me mostraban que por el todo valía la pena-. Esperaba con ansias tu llegada -añadió-. Hay mucho por celebrar.

Lamentaba tener que romper su ilusión, porque el creía que al fin me había divorciado. Decirle que aún no podía hacerlo, le rompería el corazón.

Sus manos se posaron en mi abrigo para quitármelo.

- Por fin amor, por fin eres libre -dijo abrazándome.

No tenía corazón para hacerlo, esto iba a ser más difícil de lo que creí.

- cariño -la tomé de los hombros para que me viera a los ojos.

- ¿Qué sucede? No te ves contento.

- Perdóname bebé-cuándo lo dije, el parpadeó confundido, borrándose la sonrisa en sus labios.

- ¿Eh? ¿Qué sucede? ¿Por qué lo dices? Ya eres libre de ese mocoso que se interpuso en nuestro camino, al fin podremos casarnos.

- Aún no -negué con mi cabeza.

- ¿Cómo? Pero yo creí que el abogado al fin diría que se cumplió el tiempo.

- También pensé lo mismo, pero él maldito testamento pone como cláusula que para recibir la mitad de la herencia debo estar un año más en que el que se compruebe que tanto el como yo vivimos como esposos bajo la misma casa.

- ¿Solo la mitad? Pero eso es absurdo Tú eres el dueño de todo, el solo se aprovechó de tu padre, y ahora quiere conseguir más a cómo de lugar. Jimin, es un hombre muy astuto, estoy seguro que el convenció a tu padre de que hiciera esto.

- Aún no puedo creer cómo es que se dejó engañar por un chiquillo. Es incluso menor que nosotros, y pretender que tenga un hijo con el para recibir el resto es... Una completa idiotez.

- Pero debe haber algo que hacer. El no puede manejarte a su antojo. A mí... -se dio la vuelta ocultando sus ojos entre sus palmas -, me duele mucho -sollozó.

Eso de ninguna manera me agradó, nadie hacía llorar a mi bebé.

- Créeme que haré algo, lindo -lo tranquilicé abrazándolo y besando su frente.

Jihoon levantó su rostro con sus ojos brillando por las lágrimas, causando mi rabia.

Maldita seas Jimin, el era el único culpable y la haría pagar cada lágrima que Jihoon derramaba.
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