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Todos tenemos objetos que se transforman en nuestro objeto de apego.
El mío comenzó siendo un objeto de apego más, uno que me traía lindos recuerdos por ser un regalo de alguien a quien amé.
Pero con el tiempo ese objeto se terminó transformando en mi peor pesadilla, en un objeto que quería esconder, porque aunque lo deseara jamás podría destruir.
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──── ❝𝐎𝐛𝐣𝐞𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐀𝐩𝐞𝐠𝐨❞────
1996
03:34 a.m: La noche antes del viaje
Entro a la casa aún en shock, mis manos tiemblan y mis piernas se sienten entumecidas, como si hubiera corrido una maratón sin haber movido un solo músculo. El calor del momento que acabo de pasar aún sigue causando estragos en mi cuerpo, como un incendio que se niega a extinguirse.
¿Qué es este sentimiento tan extraño? El calor en mi abdomen baja, mis manos sudadas y mi boca húmeda. Es incorrecto, pero ¿por qué aquellos labios dejaron una quemazón sobre los míos? Ni siquiera el latido de mi corazón se ha detenido.
Me apoyo contra la puerta, sumida en mis pensamientos, como si estuviera tratando de encontrar respuestas en las vetas de la madera. Ni siquiera escucho los tacones de mi madre cuando sale de su estudio, observándome de pies a cabeza.
—Saliste— elevo mi mirada asustada, los fríos y duros ojos oscuros de mi madre me golpean. —¿Con el permiso de quién— trago saliva y miro hacia el piso, sintiendo el peso de su mirada sobre mí.
La mujer se acerca a mí con pasos decididos, su mirada intensa me hace retroceder un paso involuntario. Sé que cualquier excusa que pueda dar será inútil, mi madre no está interesada en escuchar razones, solo en mantener las apariencias.
