"Consulta"

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Las paredes y el suelo blanquecino de la clínica hacía que todo a su alrededor fuera iluminado gracias también al los rayos de la tarde que estaban en su punto más brillante. En los pasillos había mucha tranquilidad, en realidad ya se encontraba muy poca gente, ya que casi estaban por acabar el horario de las citas en dicha unidad sanitaria, tú estabas esperando en la sala para que te atendieran, estabas siendo paciente pero la casi gigante astilla que te habías enterrado en el frente del muslo al haberte resbalado del árbol donde estabas por robar una manzana, no lo estaba. El área de dónde ahora se había anidado bajo tu piel comenzaba a enrojecerse y dolía como el carajo. Con algo de sudor en tu rostro que limpiabas de vez en cuando producido por el dolor estaba siento bastante molesto, estaban a poco de ponerte de pie y tocar con agresividad la puerta del médico que estaba atendiendo en ese momento. Pero antes de hacer semejante tontería que sólo causaría que te corrieran, la puerta se abrió y dejó salir primero varias risas y agradecimientos de una mujer que llevaba de la mano a su hijo, el cual llevaba una paleta de dulce en una de sus manos. Soltaste un suspiro, un alivio de que sabías que ahora era tu turno, viste que el doctor se despidió juguetón con su pequeño paciente, perfecto, ahora también tenías que esperar a que fuera estúpido con el niño en lugar de estar atentiendote a tí. Pero por fin te miró con una sonrisa, no mentías al decir que en parte tu acto fallido de robar un fruto del árbol de tu vecino había sido a propósito, hace como un mes que el doctor Fletcher había llegado a la clínica para que entonces el año entrante tuviera que irse, la primer vez que te atendió había sido muy lindo contigo, te habías cautivado por lo mucho que había sido educado y atento cuando te hizo chequeo mensual.
La sonrisa de ese doctor se hizo más notoria y no pudo evitar reírse de la coincidencia de su paciente esperándolo (tú). Se adentró al consultorio y te hizo señales que estabas esperando, incluso sólo moviendo su cabeza para darte acceso te provocaba casi una excitación inexplicable, cuando entraste él cerró la puerta detrás de tí e indicó que te subieras a la camilla.

—Hola linda, es una sorpresa tenerte aquí. Han pasado apenas dos días sin verte— Rió y tomó la tabla donde tenía tu expediente.

—Lamento causarle molestias. — Acariciaste tu brazo tímidamente.

Fletcher levantó su mirada de los papeles con confusión en su rostro. — Ah no, de ninguna manera— Sonrió— No quería decir eso. Es sólo que, de hecho es como la cuarta vez que te veo

Cierto, habías olvidado que "casualmente" siempre te encontrabas en los lugares donde él también estaba. La primera había sido tu chequeo, la segunda fué cuando en el pueblo donde vivías y él había llegado a trabajar, se había hecho un festival de disfraces medievales, supiste que iría de arlequín por un chisme de una de las enfermeras, y cuando asististe también disfrazada de arlequín él por supuesto que te había notado, y hablaron, no tengo como hubieras querido. Pero se iba compensando conforme a las siguientes ocasiones, una caminata donde lo habías seguido hasta toparte "accidentalmente" con él, y así continuamente. Podrías contar ésta como la cuarta quizás, pero de que te había notado, lo había hecho.

—Olvidemos eso, anda dime, ¿Qué es lo que tienes?— Fletcher dejó la tabla junto a tí en la camilla y se sentó en el banco algo frente a la misma.

Lamiste tus labios nerviosa, o al menos eso fingias, y tomaste una respiración para entonces tomar el dobladillo de tu vestido que llegaba hasta debajo de tu rodilla, y lo fuiste subiendo lentamente, el rostro de tu doctor pasó de ser amable y cálido, a tener las mejillas comenzando a sonrojarse, sus hombros se tensaron y podías ver en su cuello el pulso rápido siento apretado por el cuello de la camisa. Era extraño, no había visto algo malo en tí cuando entraste, es que acaso tú...

Tu vestido por fin llegó arriba de tu rodilla y en el medio de tu muslo, el área lastimada salió a lucir, su pulso se detuvo y se de rió se su propio pensamiento estúpido a sus adentros, jamás lo seducirias, ¿Porqué pensó eso en primer lugar? Qué poco profesional había sido. Pero no podía evitar pensar que tus piernas eran muy bonitas.

Fletcher S.Where stories live. Discover now