Capítulo 1

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ONLY ONE

Louis miraba cómo toda la gente se acercaba para abrazar y felicitar al pelinegro de elegante traje vino tinto, sonrisa radiante y ojos de ensueño al que él sutilmente llevaba llamando esposo desde hacía un par de años atrás. El castaño sostenía una copa en su mano ya casi vacía y mantenía una mueca de disgusto poco fácil de disimular pues realmente no estaba disfrutando en absoluto estar ahí.

Es decir, después de todo ¿cuándo había sido la última vez que Zayn le había dedicado una mirada en lo que iba de la noche? Se suponía que era su esposo.

—Eh, guapo —Lana, prometida de Liam Payne, se acercó a Louis con una sonrisa grande y amable en sus bonitos labios rojos. Ella era una mujer bastante mayor para Liam, pero aún así la elegancia siempre la acompañaba a todas partes y su actitud resaltaba por encima de cualquier cosa. Vestía un precioso vestido de lentejuelas y portaba un exquisito maquillaje, guapa y perfecta. Siempre amable, siempre educada. Louis le sonrió con suavidad y tomó la mano que la mujer extendía en su dirección—. Quisiera una foto de recuerdo contigo y Zayn, ¿me darías el gusto?

Louis sentía pena por la mujer y por sí mismo también. ¿En qué momento habían llegado a esas circunstancias? ¿En qué momento habían comenzado a fingir que las cosas estaban bien cuando evidentemente no lo estaban?

¿Cómo incluso Lana podía hablarle? Si tristemente ambos sabían el lugar que estaban ocupando, la desgracia que ambos compartían. ¿Por qué siquiera ella aparentaba que le agradaba estar en esa fiesta? ¿Por qué había aceptado la humillante invitación?

No era una gran adivinanza o un gran enigma, de hecho, era demasiado simple; el amor era cruel e insensible y doblegaba el orgullo de cualquiera. Louis sabía cuánto amaba Lana a Liam. Y Lana sabía cuánto amaba Louis a Zayn. Así que lo único que ambos podían hacer, era mirarse mutuamente con grandes sonrisas, pretendiendo, fingiendo... Realmente no hacía falta mencionar la pena.

—Por supuesto Lana, me encantaría —respondió Louis.

El joven volvió a sonreír ante su pesar, pues la realidad era que quería abandonar el maldito salón cuanto antes, cada segundo que pasaba la sonrisa tensa que se obligaba a fingir a cualquiera que le saludaba flaqueaba más y más. No sabía cuánto más podría seguir aguantando.

Louis caminó a pasos suaves a cualquier lugar que Lana le estuviera llevando, viendo entre suaves parpadeos el anillo que adornaba con sutileza su dedo anular. Quería sacarse ese maldito anillo y botarlo lejos. No lo hizo. No se podía permitir hacerlo. No cuando su familia en Doncaster dependía en absoluto de aquella unión.

—Louis —escuchó a la mujer hablar. Ella hizo una seña al fotógrafo que pasaba por ahí cerca y luego volteó a verlo—. Estás tan callado, te recordaba mucho más alegre. ¿Estás teniendo un mal día? —cuestionó suavemente.

Louis parpadeó paseando las yemas de sus dedos alrededor del borde de la copa de vino que sostenía aún en sus manos y negó apenas—. No importa si mi día va mal. Yo… Sonrío por Zayn, él... Ya sabes, ha trabajado muy duro estos últimos meses. Debo estar feliz por él. —completó.

Aunque pudo notar el destello de molestia en la pequeña mueca que se formó en los labios de Lana, Louis lo ignoró desviando sus hermosos ojos azules hasta el fotógrafo que se apresuraba a llegar hasta ellos entre toda la gente alrededor. La gran fiesta era por haber logrado aliarse a una de las empresas más productivas de Londres y Zayn por supuesto llevaba el título de letras grandes. Todo el crédito. Eso había ameritado un gran festejo al estilo de la familia Malik. Un salón tres veces más grande de lo necesario, una pirámide de copas de champán carísimo que por supuesto nadie iba a tomar, una barra larguísima con cientos de bocadillos, docenas de meseros yendo de aquí allá, una gran barra de bebidas y cientos y más cientos de personas como invitados que ni Louis o siquiera Zayn, habían visto en su vida.

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