-Te ves magnífico en ese traje, primo Christian. -dijo con una sonrisa y con una voz suave. Tenía el pelo rubio suelto y enroscado, había ocultado sus pecas con maquijalle y usaba un tentador vestido rojo.


De no haber sido mi prima, querría ser su novio.


-Tú también. -dije convencido, yo tan sólo usaba un traje negro y ya, no le veía nada de especial.


Luego saludé a Oksana con un montón de migajas en la cara y en el pelo, besé sus regordetes cachetes (no sin antes quitarle la mugre) y se sonrojó, algo que me dio mucho asco.


Owlinda me había dicho que yo le gustaba a Oksana, y eso me daba asco, tal vez si no me lo hubiera dicho pensaría lo mismo que había pensado siempre de Oksana, una cerdita rubia, pero ahora pienso que es una cerdita acosadora rubia.


¡Siempre estaba detrás de mí contándome cosas estúpidas con su estúpida voz!


Mientras yo quería pasar una tarde intelectual con Owlinda, Oksana siempre me tenía en sus regordetes brazos y en sus temas de conversación extraños sobre aliens y ponys mágicos.


No veía la hora para que se acabara la velada, cuando la cena acabó y todos estaban borrachos, me llegó un mensaje a mi celular de repente, era de la mejor amiga de Alissa, diciéndome que me amaba y que quería regresar conmigo y que...


Estaba tan borracha que iría a mi casa a violarme.


Borré su número.


Esperaba que su amenaza sólo fuera una simple e inocente broma.


-¿Quién era, primo? -preguntó Owlinda arrimándose demasiado a mí, pude sentir sus pechos y me alejé un poco, luego, del otro lado del sillón se sentó Oksana tomándome del brazo con sus manos sucias.


Tendría que quemar el traje.


-Nadie, Owlinda. Una amiga. -respondí sonrojado. Owlinda se acercó tanto hasta que mis brazos quedaron atrapados en sus senos y en los brazos de la otra.


-¿Tu novia? -dijo abriendo de más los labios.


-No. No tengo novia. -respondí sintiendo como el color subía por mis mejillas, ¿en dónde estaba Irving cuando lo necesitaba? Mis tíos no me decían nada y mi padre estaba tan borracho que ni siquiera notó que mis primas me acosaban.


-Qué bueno... sino me hubiera puesto muuuuuuuy celosssssa. -trataba de parecer borracha pero su aliento no olía a alcohol y no la vi tomar vino, a cambio de mí, mi padre me había retado a un duelo y lo cumplí, no me sentía mareado ni nada por el estilo, estaba bien y cuerdo.


-¡Christian! -exclamó mi madre. En automático mis primas me liberaron y corrí a ella, nos encerramos en un cuarto y me regañó.


-Un caballero le dice con gentileza a una dama que no quiere su compañía y que deje de ser una zorra. -gruñó mi madre con una expresión de desaprobación.


-Oui. -respondí.


-Bien. Ya nos vamos. -anunció y salió del cuarto.


Lo mismo pasó en mi cumpleaños número 15, estábamos en la alberca y sentí como Oksana llegó detrás de mí y me abrazó, ¡pero apretó mi pene después de eso! Me sentí tan avergonzado pero no supe nunca que decirle o si debía decirle...


Por desgracia mi madre lo notó y me regañó.


Injusticia total.


En Año Nuevo, ni Oksana ni Owlinda estaban, di gracias a Dios por ello. Aunque era la primera vez que pasaba Año Nuevo sin ellas.


Se sentía solitario pero en paz.




Febrero.


-Cuida del NOVOCAINE. -dijo Irving desacomodándome el pelo y sonriendo.


-Oui. -respondí reprimiendo el sentimiento de llorar enfrente de él.


-Y también de Arwyn. No molestes a mis padres y sé bueno. -tomó sus maletas y le abrí la puerta, cruzó el jardín lleno de nieve y antes de irse me dijo algo que me dejó petrificado.


No sé cuánto me quedé allí parado, viendo las huellas que había dejado él y su carro. No lo vería hasta el próximo verano, no sabía si podría sobrevivir sin él, y más con sus palabras flotando en mi mente.


Pronto te darás cuenta de quienes son tus verdaderos amigos, Christian.


-Adiós, Irving.


Y hola al caos.

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