Independencia de EUA

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-¿Qué significara eso? –preguntó Annette.


-Que hemos perdido, Ann. Perdimos la misión. –gruñó Vlad, recordé que Kyle me había dicho lo mucho que Vlad odiaba perder.


En eso, se terminó el juego y desapareció de la lista.


-Interesante. –dijo Amelie.


-¿Qué sucede Amme? –preguntó Annette.


-Marca como si fuera una misión cumplida. –contestó.


-Muy apegada a la vida real. –dije rascándome la nuca.


-¿Por qué lo dices? –preguntó Vlad.


-Porque fue lo mismo que pasó en la vida real, ninguno quedó vivo. Los ingleses vinieron sólo para exterminar... -balbuceó Yusuf, todos intercambiamos miradas.


-Me pregunto cuáles serán los efectos de que sólo una persona entre al NOVOCAINE. –pensó Yusuf en voz alta, cambiando el tema.


-Irving dijo que era muy riesgoso. –me apresuré en comentar, sabía que Yusuf lo decía por Amelie, que nunca había entrado, sólo se quedaba monitoreándonos, debía ser solitario y aburrido.


-No se preocupen por mí, caballeros. No me apetece entrar. –sonrió.


-Nunca entenderé a las rubias. –bromeé y Amme me aventó un libro, todos reímos.



El otro día también nos la pasamos en el club, pero esta vez sólo estábamos Ismael y yo, quería decirle varias cosas pero mejor me quedé callado.


Busqué algo más que hacer, pues Ian me había dicho que no debería jugar videojuegos ni ver anime, ni entrar en el NOVOCAINE sin permiso, ¿eso se podría hacer?


Merde! –exclamé. –Olvidé mi tarea de matemáticas. Sacaré baja calificación...


-¿Quieres que te la pase? –masculló Ismael sin apartar la mirada de la televisión que él había traído.


-Pero...


-Tómala de mi mochila. –insistió.


-¿Está bien que yo...? –pregunté extrañado, siempre pensé que las mismas cosas malas que pensaba de él las pensaba de mí.


-Sí, no me importa. –y puso pausa a su juego sólo para voltearme a ver y sonreír.

Apenado, con los recuerdos de las cosas malas que había dicho de él comiéndome de culpa, tomé los apuntes y empecé a copiarlos a toda carrera. Ahora le debía un favor.


-Gracias por los apuntes, me has salvado la vida. –reí nervioso poniendo su tarea en su mochila. En eso, Kyle, Zail y Hans entraron al club, habían escuchado mi respuesta y posaron sus miradas en mí.


-De nada, bro. –respondió Ismael, pausó el juego y se fue al baño que estaba en el pasillo, no en el nuestro.


Kyle me volteó a ver con una expresión que no pude descifrar.


-Te sorprenderá cómo me puedo aprovechar de los estúpidos que me rodean. –alardeé levantando orgullosamente la tarea, Kyle me sonrió y Zail siguió su camino.


Segundos después Ismael volvió a entrar al club y se quedó callado, tenía miedo de que hubiera escuchado lo que había dicho, él pudo haberme dejado sin mi calificación y se arriesgaba a que anularan la calificación de los dos...


Y aun así me la pasó.


Ya no sabía qué pensar de él, mientras le debiera un favor me sentía culpable, tanto de su parte como la de Kyle.



-¡Inauguro los juegos de la sed! –dijo Vlad subiéndose a la mesa.


-Dios mío, Vlad. –balbuceé divertido. Este día era el último de clases y teníamos que celebrar, además también celebrábamos Navidad y Año Nuevo con esto.


-¡Bájate de mi mesa! –gruñó Kyle desde la cocina. Reímos.


-¡Comienzo yo! ¡Porque soy sexy! –dijo sin bajarse de ella, como todo un rebelde, tomó refresco y eructó lo más largo que pudo, todos soltamos gritos y alardeos.


-Son unos inmaduros y sucios. –se quejó asqueada Amelie. -¿Verdad, Zury? ¿Zury?


Zury también estaba con nosotros tomándose su lata de refresco, fue mi turno y aunque mis eructos fueron los más cortos, fueron los más graves, y eso me subía puntos.


Kyle anotaba las puntuaciones, ya que, por más que quería jugar, no podía eructar. La mayoría se compadecía de él.


Al final, Vlad ganó la corcholata del eructo más largo, Hans el del eructo con diferentes tonalidades y Marshall el mejor de todos, el eructo-vomito...


No daré detalles.

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