01. Nuestro Salvador

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La situación es una mierda.

El mundo siempre fue horrible, pero la actualidad es patéticamente desastrosa.

"Por lo menos estamos juntos" Es lo que siempre se decían así mismos cuándo en silencio, individualmente pensaban en simplemente parar. ¿Pero de verdad el estar juntos era un premio de consolación? Valentine aveces pensaba que ninguno de los tres se sorpotaba y, quizá si está situación no se les hubiese presentado cada quién hubiese tomado su propio camino.

Entonces respiro tres veces seguidas y mantuvo los ojos cerrados, sintió en las fosas nazales el aroma de las hojas secas y el fango del suelo cubierto con palos, hojas, rocas y un sin fin de cosas de la naturaleza. Los latidos de su acelerado corazón se calmaron un poco, contó los diez dedos de sus manos y tuvo las fuerzas para mirar atrás, a sus espaldas donde sabe que sus amigos se encuentran descansando.

William se sentó en el suelo sucio mientras acaricia los tobillos de su novia sentada en el tronco de un árbol, Meredith talla sus manos en su panza crecida, ocho meses de embarazo, según las cuentas que han llevado todo este tiempo. Los ojos azules del hombre observan a su novia con adoración, con tanta ternura y cuidado como si ella fuera a romperse con su mirada. Ambos sonríen y hablan entre ellos, los cabellos negros de Meredith están pegados a su frente gracias al sudor, pero aún con todo eso, ella sigue sonriendo.

Apenas Valentine pudo escuchar la conversación de sus mejores amigos, ambos habían dicho su nombre y bromeaban con complicidad sobre alguna  cosa de ella. Y aunque la castaña no puede entenderlo, sabe que es una muestra más de cariño, de tantos años.

Y se sintió malditamente culpable por haber pensando en el hastío qué sintió gracias al cansancio. Porque esos dos son sus hermanos, Meredith desde los quince años y William desde los dieciocho, se han mantenido cerca, unidos, y una nueva pieza del rompecabezas nacerá en un mes aproximadamente.

La castaña abrió la boca pensando en decir algo, no podía disculparse por esos pensamientos asquerosos y egoístas que se han quedado tan solo en su cabeza, pero sin que ellos se dieran cuenta podría decir algo chistoso que fuera bien entendido como una muestra de cariño. No se le ocurrió nada por decir, pero eso no importo porque de todas formas los gruñidos de unos malditos podridos se hicieron presentes.

Los ojos negros de Meredith se abrieron de par en par y miro a todas partes, primero a su novio y después se hundió en los ojos cafés de su mejor amiga.

Valentine sabe que su mejor amiga se encuentra a terrada por la cercanía de los podridos, siempre ha sido así, pero no hay tiempo para intentar consolarla. Desenfundo el cuchillo qué llevaba colgando de la cintura y observó con impaciencia como William cuelga ambas mochilas en sus brazos, para después ayudar a su novia a ponerse de pie.

La morena siempre esperaba a que sus amigos caminarán por delante para que ella pudiera cuidarles las espaldas. Es bastante jodido tomando en cuenta que solo tiene un miserable cuchillo para defenderse así misma y a su familia, pero el único arma qué tienen solo tiene dos municiones y deben guardarlas para una emergencia mayor.

─¡Valentine!.─ Grito Meredith en cuánto noto a su mejor amiga a la lejanía peleando con un podrido qué se había acercado demasiado.

Para la morena no había sido difícil deshacerse de él, sin embargo, su amiga no pudo evitar asustarse. William miro hacia atrás y desenfundo el arma qué llevaban guardando desde hace bastante tiempo. Apuntó con una sola mano en dirección a los podridos qué se acercaban por su amiga aprovechando qué está seguía luchando con otros más cercanos, William cerró un ojo para poder apuntar correctamente al podrido que resultaba ser más peligroso debido a la cercanía con Valentine.

𝐕𝐀𝐋𝐄𝐍𝐓𝐈𝐍𝐄? ─ ʀɪᴄᴋ ɢʀɪᴍᴇꜱWhere stories live. Discover now