– Quiero irme de la mansión –la rubia no entendió a que venía ese comentario pero estaba dispuesta a saber más. 

– ¿Qué? 

– Un tiempo aunque sea, no lo sé, unas semanas, estar tanto tiempo con las cosas de Henry sabiendo que no va a volver pronto es doloroso. 

– Entiendo, ¿quieres salir del pueblo? 

– No eso no, pero estuve pensando en un lugar como la casa de Jefferson, lejos y donde nadie me buscaría. 

– ¿Quieres ir con Jefferson?

– No, hay una cabaña cerca. 

– ¿Es tuya? –la menor negó algunas veces y poco después Ruby se acercó con sus pedidos, dejando también una porción de tarta de manzana frente a Regina.

– Yo no pedí nada para comer. 

– Díselo a mi abuela, te lo mando ella –las dos giraron para ver a Eugenia pendiente de ellas, Regina asintió aceptando la comida. 

Maléfica sonrió al ver que Regina comía un poco a regañadientes la comida que le había mandado Eugenia. Claro que luego la molestaría por aceptar tan rápido la comida de la otra mujer, pero ahora se sentía bien al verla comer un poco más que algunos bocados como llevaba haciendo los últimos días. 

– ¿Y sobre esa cabaña? 

– Fui algunas veces antes de adoptar a Henry, queda cerca de los establos y… ya sabes, me recuerdan a Rocinante. 

– Hagamoslo. 

– ¿En serio? 

– Claro, si eso te hace sentir mejor hagamoslo. 

– Gracias. 

– Lo que si vas a tener que enseñarme a montar nunca aprendí. 

– De la misma forma en que tu me enseñaste magia. 

– ¿Y las lecciones van a tener el mismo final? 

– Solo si tu quieres. 

Iban a seguir hablando cuando la puerta de la cafetería se abrió con el característico sonido de la campanita anunciando la llegada de alguien, Maléfica fue la primera en ver a Henry junto a Emma Swan y Snow, quisiera poder evitarlo pero Regina también los vio. 

– ¿Podemos irnos?, no me siento bien aquí. 

– Esta bien, espérame afuera voy a pagarle a Eugenia –la morena se limitó a asentir–. Gina… 

– ¿Hmmm? 

– Te amo. 

– También te amo –se levantó y salió de la cafetería, Maléfica se acerca hasta la barra para pagarle a Granny. 

– Eugenia, cobrame lo mío y lo de Regina. 

– ¿Ya desayunaron? 

– Algo, Regina no se siente bien –hizo un leve movimiento para que la mujer mayor viera a la familia Charming. 

– Entiendo. 

Mientras Maléfica le pagaba la comida Henry aprovecho para salir corriendo detrás de Regina. 

– ¡HENRY! –el grito de Emma hizo que Maléfica girara y viera a la rubia salir corriendo detrás de su hijo. 

Maléfica salió detrás de ellos, sabía que algo estaba por pasar con Regina y era cierto en cuanto ambas salieron vieron al niño gritarle a la morena. 

– ¡ERES MALVADA DE NUEVO!, ESTAS CON MALÉFICA, DICES QJE CAMBIASTE PERO TU SOLO MIENTES.

– Henry… –la voz de Regina era baja casi como una suplica para que parará de hablar. 

– SERAS SIEMPRE LA REINA MALVADA –Maléfica intento avanzar para callarlo, pero Regina la miró y negó levemente para que lo dejara–. TU NUNCA SERAS MI MADRE. 

– Lo soy Henry, aunque no te guste yo soy tu madre, te di el nombre de Henry Daniel por dos de las personas más importantes de mi vida. Te cuide, te alimente y protegi desde el día en que te tome en mis brazos y supe que eras mío. Aún eres un niño que no entiende los matices del mundos, contigo es blanco o negro, bien o mal, pero no reconocer que todos tenemos ambos en nuestra vida. 
Tu eres el nieto de unos héroes y el hijo de la salvadora también pero esta manera de comportarte te vuelve solo un chiquillo prepotente –cuando el niño quiso protestar la morena solo cruzó por su lado–. espero que te des cuenta antes de que sea tarde porque luego no habrá marcha atrás. 

Siguió avanzando sin detenerse a mirar a Emma, paso hasta llegar junto a Maléfica a quien tomó de la mano para alejarse de la cafetería. 

Mi enorme dragón..Where stories live. Discover now