»Quisiera encontrarme a mí, antes de empezar a buscar a alguien más.
¿Alguna vez has sentido qué, por más que lo llames, no recibes respuesta?
El dolor me hacía recordar otro motivo más para odiar mi existencia.
¿No tuviste las fuerzas suficiente...
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¿Quién podría regresarme la pureza que habitaba en mí?
¿Cómo podría sentirme igual que antes y qué pasaría si fuera tan fácil como lo dicen?
¿Cuándo fue la última vez que te sentiste en casa? La muerte parecía ser mi lugar seguro. Porque no era importante, me sentía sucia.
¿Realmente lo estaba o solo me sentía atrapada en esas noches en que abusaban de mí, esperando borrar lo que ya estaba grabado en la piel?
Soy como las sombras que todos quieren borrar. Soy ese invierno que congela el corazón de todo el que me conoce y no resiste mi intensidad. Me odio al pensar... en ese pasado que me cuesta afrontar.
Soy como la tinta perdida en las historias que ya no llevan mi nombre, porque no hay más historia que contar. El quebrado es aquel que sabe que está mal y se aleja, pero yo soy de las que se quedan, aun sabiendo que va a lastimar, esperando herir cómo me lastimaron a mí.
Fingir ser alguien que no eres, te quema y desgasta, dándote una farsa que buscas alimentar, no teniendo las fuerzas para aguantar. Te divides en lo que no puedes dejar de ser y alimentas lo que otros no quieren que dejes de ser, convirtiéndote en la mentira que compagina con la verdad de los demás.
¿Cuál es tu versión?
¿Cuál es mi versión?
¿Creo en tu verdad?
¿Crees en mi mentira?
Las historias que se cuentan con una versión nunca quedarán en la verdad que se necesita gritar. ¿Qué historia quieren escuchar? ¿Hablamos la ignorancia que no podemos observar? ¿Y cuál es mi miedo para afrontar?
Buscando aceptación en los abrazos envueltos en espinas que no puedo soportar.
Busca el silencio que te brinde paz y atrápalo con tus manos con tanta fuerza, que no se pueda soltar. En la soledad se refleja el dolor y la angustia que te brinda, la ignorancia de no querer amar, más la bondad te repara el camino hacia la felicidad cuidando corazones que luego te van a guardar.
No dejes que la ignorancia juegue contigo más de lo que estés dispuesto a soportar.
El dolor te consume en silencio, si bien lo quieres ocultar, es como un golpe que no quiere ser sanado, pero necesita cura para mejorar. Es necesario curar, por más que te duela, para dar una nueva oportunidad a la vida que se te tiene preparada para disfrutar. Tienes que sanar. Empezando a recapacitar, e intentar perdonar, recordando que aquel que se equivoca, y se restituye para pedir perdón, es grande y sabio al entender el sinsabor de la vida al perder. Entendiendo que un final no es perfecto por su finalización, sino por su madurez al descifrar, que más vale caerse, y tropezar, que mantenerse en mentiras, cayéndose en la verdad para luego no tener una mano noble que te ayude a levantar.
