—Se esfuerza mucho por caminar, pero su progreso está estancado —la chica lo observó temerosa desde abajo, intentando sonar lo más convincente posible como si todo estuviera siguiendo el plan y nada fuera tan grave— Le es muy difícil porque sus brazos aún no son muy estables para sostenerse y eso desequilibra el resto de su cuerpo. Además, está semana sus prótesis han sido rechazadas al menos dos veces y tuvimos que hacer unos cambios y ajustes de emergencia. Ahora mismo está estable, pero ha pasado algunos días realmente duros.

Asmodeus se retiró de la habitación. No había tiempo para enojarse o cuestionar el trato que le pudieron dar en todo ese tiempo. Solo quería verlo. Quería ver a Fizzarolli y saber por su propia cuenta cuál era su real estado.

Ya no quería leer informes o que cualquier otro se lo dijera. Ya no quería volver a alejarse aunque Fizz se lo gritara en la cara. Necesitaba estar ahí para poder controlar todo. Todo su progreso pendía de un hilo y, ante el más mínimo desbalance, se perdía. Y no estaba seguro de cuántas recaídas podría soportar su cuerpo en su delicado estado de salud.

—¿Fizzarolli? —abrió la puerta de su habitación con una desesperación que no quiso reconocer.

Se encontró con aquella vista que tanto temió ver. Aquel pequeño cuerpo acurrucado sobre su cama y cubierto por gruesas sábanas. Fizz no se movió ni un poco al escuchar la puerta abrirse. Mantuvo sus ojos cerrados, intentando dormir inútilmente.

Ozzie entró y cerró la puerta. Sus grandes ojos luminosos se enfocaron en la apariencia del pequeño. Fue como temió... Se veía casi en las deplorables condiciones en las que ingresó en su clínica hacía casi medio año. Había más cables conectados en él, las intravenosas volvieron, aquellos sueros que lo ayudaban a nutrirse.

Había hecho muchos avances cuando Asmodeus estaba presente, pero había desmejorado y recaído en ese corto tiempo. El pecado se sentó a su lado, sabía que era imposible recuperarse de forma rápida y lineal, era muy consciente de que caería muchas veces, pero jamás pensó que le resultaría tan angustiante verlo así otra vez.

Por otra parte, Fizz abrió un poco sus ojos y reconoció la figura de Ozzie a su lado. Sus ojos eran tan grises, como si ya no tuvieran vida. Estaba muy cansado, fueron días demasiado agotadores. Había tenido días así a pocos meses del incidente, pero ya no se sentía con tanta fuerza como para resisirlo. Todo era doloroso, todo era largo y duradero. Ya no recordaba los momentos en los que vivía sin sentir tanto dolor.

Hizo un leve contacto visual con el pecado antes de volver a cerrar sus ojos con debilidad.

¿Por qué estaba allí? Asmodeus rompió su palabra. Dijo que vendría siempre y que cuidaría de que nadie lo lastimara. Francamente jamás creyó en eso, así que no le afectó. Sin embargo, que volviera de la nada le resultaba muy extraño.

Fizzarolli sabía que estaba en una mala racha, y el ser consciente de eso lo estaba deprimiendo. Estaba preocupado por no avanzar ya que tenía un límite de tiempo y se sentía muy afectado por tener que atravesar esa dura recaída.

Su cuerpo no tenía fuerzas. Levantarse costaba el doble, sufrir de fiebre todas las noches no lo ayudaba y solo hacía que se debilitara aún más todos los días. Estaba muy triste, se sentía muy muy decaído. Por alguna razón, esa angustia lo estaba paralizando y no lo dejaba avanzar. Y si seguía así, no sabría si podría hacerlo.

El imp se dejó llevar por ese pensamiento realista. Estaba peleando contra un estado que no sabía si podría remediar. A veces solo quería rendirse... Su recuperación no estaba garantizada y se preguntaba si sufrir tanto valía la pena. De cualquier forma, si no se levantaba rápido, Mammon lo asesinaría porque no era tan importante realmente. Y si no lo satisfacía, también sería arrojado a la basura.

You are loving | RebirthWhere stories live. Discover now