Capítulo 01.

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Taehyung terminó de secar el último plato antes de dirigirse a la sala junto con sus dos hijos, listos para concluir el día. Suni y Daehyun estaban terminando de guardar los juguetes en uno de los estantes cuando el omega los sorprendió, cargándolos y provocándoles una gran carcajada mientras se aferraban a sus brazos. 

—¿Están listos para ir a dormir?

—¿Papá no viene?—Suni fue la primera en cuestionar con un puchero. 

El omega negó.—Llamó cuando estábamos por cenar, al parecer tuvo unos problemas en el trabajo, pero en cuanto llegue les irá a desear las buenas noches.  

—Podemos esperarlo.—Fue el turno de Daehyun en hablar, haciendo que su hermana asintiera con entusiasmo. 

—Necesitan irse a dormir porque mañana hay escuela, ahora andando.—Los llegó cargando hasta el inicio de los escalones, soltando un suspiro al sentirse fatigado. 

No era de extrañar que se cansara, Suni y Daehyun ya no eran aquellos bebés que hace años había podido cargar sin problema, ahora se habían convertido en unos niños sanos y demasiado altos para su edad de seis años. En ocasiones se preguntaba porqué el tiempo pasaba muy rápido, solo quería volverlos a ver diciendo sus primeras palabras, cuando recién comenzaron a caminar y seguir disfrutando de sus cachorros a su lado. 

Los niños comprendieron el gesto cansado de su padre, bajando de sus brazos pero manteniendo un agarre en cada una de sus manos mientras subían el tramo hacía su habitación. Aún compartían el mismo espacio, aún y cuando Jungkook les había dicho que podrían tener sus propias habitaciones individuales, ellos se negaban a separarse por el momento, queriendo seguir dónde mismo. 

Taehyung no tuvo que decirles que fueran a cambiarse de ropa, viendo cómo se marchaban cada uno a los baños de la casa, dejando al omega solo para tender cada una de las camas para cuando regresaran. Sintió su celular vibrar con un mensaje, comprobando que se trataba de su alfa donde le avisaba que ya iba de camino a casa. Con una respuesta breve, volvió a guardar su celular al tiempo que sus cachorros volvieron listos para irse a dormir, subiendo a sus respectivas camas y esperando a que su padre los arropara. 

—Papá me acaba de mandar mensaje, ya viene en camino, pero de todas maneras no quiero que se desvelen porque mañana no van a querer levantarse, los conozco.—Frotando su nariz con la de la pequeña, sonrió.—Su padre subirá tan pronto como llegue, no se preocupen. 

Alisando la cobija a la altura del pecho de su hija, depositó un beso sobre su frente antes de peinar su cabello hacia atrás. Repitió la misma acción con su hijo, pero depositando un beso en cada una de sus mejillas hasta hacerlo reír, sacudiendo su cabello antes de apartarse y apagar la luz de la habitación. 

—Que descansen, cachorros. Tengan una linda noche y que sueñen con los ángeles.—Brindándoles una última mirada, entrecerró la puerta cuando salió y se dirigió a la sala. 

Agarró una manta que reposaba sobre el respaldo del sillón, tomándola para cubrirse las piernas mientras esperaba la llegada de su alfa en la sala. Estaba buscando ver algo en la televisión cuando escuchó un auto llegar a la entrada de la casa, un par de ruidos de puertas y cuando un tintineo de llaves llegó hasta su oír, su lobo aulló contento por saber que por fin Jungkook había llegado. 

Se levantó rápidamente, llegando a la entrada al mismo tiempo en que el alfa entró por la puerta y dejó su maletín en el suelo, despojándose de su abrigo cuando alcanzó a sentir a su omega cerca suyo. 

—¿Cómo te fue, alfa?—Se acercó lo suficiente hasta plantar un casto beso sobre sus labios, haciéndolo sonreír. 

—Algo cansado, tuve problemas con uno de mis antiguos clientes y está siendo difícil terminar el contrato que nos une a su empresa.—Observando a su alrededor, frunció el ceño.—¿Los niños ya se fueron a dormir? 

Caramel Macchiato ² | KVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora