12.

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Abrir y salir por la puerta. Sentir el frío en mi piel, el miedo recorrer por mis venas y mis rodillas temblar como nunca. Intentar caminar como sea con la cabeza hacia abajo, sin querer mirar hacia donde llegar o con lo que me podría encontrar. Pero finalmente me decido a levantar mi rostro y dirigir mis ojos hacia delante. Veo a una chica. Una chica sola y débil, que llora desconsoladamente sin parar. Siento pena por ella y la quiero ayudar. Acerco mi mano lentamente a su brazo, y me encuentro que al tocarla estaba helada. No era piel, era un espejo. Veía mi reflejo... al separar la mano de allí, el espejo comienza a romperse hasta quedar en pequeñas piezas de él mismo tiradas y esparcidas por el suelo. Lo único que acompañaba el espejo ahora roto, eran lágrimas, muchisimas. Me doy cuenta de que no hay más camino, que hay que cambiar de dirección. Me giro despacio, dando una última mirada al destrozo que descansaba en el suelo. Comienzo a caminar hacia la puerta de nuevo, sin sentir mi cuerpo temblar como antes. Abro la puerta y entro. Ya no siento frio, siento calor, mis venas calidas ahora y por siempre. Noto que cae la última gota de mi ojo derecho, cae al suelo y desaparece, al menos para mi.
A partir de ese momento no soy la misma persona, seré mejor mente y alma, más fuerte y valiente, con corazón. No cambiaré demasiado, pero si lo suficiente para no volver a ver ese reflejo llorando.

FRASES LARGASUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum