El puente invisible entre dos mundos - Parte XXI - La verdad no se esconde.

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🎶Quítate de mi presencia que me estás martirizando, quítate de mi presencia que me estás martirizando, que a las memorias me trae, cosas que estaba olviando, que a las memorias me traes, cosas que estaba olviando.🎶

Birmingham.
Tres meses después.

Se había pasado los días, las semanas, y los meses, buscando la forma, encontrando las palabras una a una en su cabeza para hablar con John, no tenía sentido seguir ocultando a Ginebra, en especial, porque solo en un par de días, ella y Elizabeth estarían en Londres para que él pudiera visitarlas.

Los últimos tres meses había viajado cinco veces a Milán, y las más de veinte horas de viaje le estaban pasando la cuenta, pensó que Elizabeth no sería accesible en un principio, pero fue todo lo contrario, ya estaban por llegar a Caláis, según su cuenta, por lo que estaba preparándose para viajar a Dover a recibirlas.

Se colocó el abrigo y agarró su maleta para abrir la puerta del escritorio topándose de frente con John con la mano levantada para tocar a la puerta.

– ¿Vas a salir? 

– Si, a Londres – Respondió cerrando tras de él la puerta del escritorio – ¿Necesitas algo?

– ¿Polly irá contigo?

– Así es – Asintió caminando junto a su hermano hasta el recibidor – ¿Qué sucede?

– ¿Qué sucede contigo? Has estado viajando mucho fuera de Birmingham ¿Sucede algo?

– Nada relacionado a nuestros negocios – Aclaró abriendo la puerta principal – Volveré en un par de días, y necesito que hablemos, tú y yo.

– Cuando quieras.

– Entonces el jueves como a las ocho, en el
Garrison ¿Bien?

– Ahí estaré ¿Llevo a los chicos? ¿Necesitarás a los blinders?

– Solo tú y yo Johnny – Sentenció deteniéndose delante del automóvil que ya tenían preparado para él.

– Nos veremos entonces.

– Si – Asintió Johnny ofreciéndole una sonrisa que lo hizo sentir aún más culpable.

Ni siquiera se lo esperaba.

No sería fácil, pero Polly tenía razón.

Condujo con Polly junto a él, estaba feliz, entusiasmada de conocer a su sobrina nieta, ansiosa de ver a Elizabeth, había logrado tenerle afecto luego de todas las desgracias que habían azotado a su familia, la muerte de su hijo la había vuelto una mujer vulnerable, y ella había sentido una profunda conexión cuando estuvo a su lado consolándola.

Lo que había sucedido entre Elizabeth y Thomas, no lo consideró del todo una traición, era algo completamente esperable para ella, habían pasado demasiado tiempo juntos en la oficina, tiempo estrecho, guardando secretos uno del otro, sufriendo uno contra el otro, otra opción no habría sido posible.

Un largo escalofrío seguido de las lágrimas salieron de sus ojos al ver en la lejanía a Elizabeth sobre el corredor del ferri, no podía dejar de llorar, y no sabía bien si era por volver a ver a la que había sido la esposa de uno de sus sobrinos, y a quien había querido mucho, o por la manita feliz que se agitaba al aire en dirección a Thomas.

Volver a ver los ojos de su sobrino así de brillantes, la llenaron de esperanza, quiso retroceder cuando el enorme perro la observó atentamente, sentándose junto a su dueña ante el simple gesto que el dedo índice de Elizabeth hizo.

– Polly – Sonrió nerviosamente Elizabeth al ver a la matriarca de los Shelby delante de ella – ella es Ginebra – La presentó lanzando una carcajada cuando la niña estiró su mano a agarrar el sombrero sobre la cabeza de Polly.

La secretaria Where stories live. Discover now