Él abre los ojos, parece estar sorprendido de que alguien más también lo note.

—Claro que sí.

—Como si le hubieras arruinado la vida —espeto, pensativa, aún sin sacar los ojos de esos dos.

—Exacto, como si le hubiera arruinado la puta vi.. uh, ahí vienen, pongan caras bonitas, pongan caras bonitas.

Los tres sonreímos al ver que Zayn dejó de conducir, aparcó la caravana y, por lo que parece, ahora viene a por nosotros junto a Lidia. Teniendo en cuenta lo oscuro que está, supongo que esta pausa es para cenar. Grillo los sigue por atrás.

El rubio se acerca con un frigorífico portátil del que saca unos bocadillos de jamón y queso para darnos uno a cada uno segundos después.

—Alimentense que lo necesitarán, hay más aquí —señala esa caja fría— por si quieren.

Dentro de mí pecho sale un poco de esperanza cuando él me da el último bocadillo, ese que tiene mucho más relleno y aparenta ser más grande.

—Gracias —le digo bajito. Podré odiarlo otra vez con toda mi alma, pero que me de un trozo de comida más grande pudiéndo quedárselo él me parece un acto noble.

O quizá simplemente soy yo que romantizo hasta como respira.

Estúpida Blair.

Se sienta al lado de Lidia en los asientos de la misma fila que nosotros pero al otro lado del vehículo. Su cuerpo queda a menos de un metro que el mío y a apenas unos centímetros que el de Lidia. Muerdo un bocado y lo dejo un poco en mi boca. Quizá si mastico lento no me hacen hablar y me ahorro terminar esto de mala manera.

—Todo saldrá bien —asegura el rubio sacándose una migaja de pan de su barba. Ya le está comenzando a crecer. Seguro ya se le olvidó mi comentario—, procuren mantener la mente en otra cosa en el viaje, sino les dolerá la cabeza y será peor, ¿sí?

Gafitas ya ni si quiera habla. Se mantiene intacto, sentado en el piso, atrás de todo, dibujando otra vez. Nadie parece estar dándole importancia. Están todos muy dentro suyo como para prestar un poco de atención en el resto; y yo tan el resto como para darme atención a mí.

—¿El resto de soldados? —inquiere Grillo sin dejar de comer.

—Salieron un poco más tarde, por la mañana ya deberían estar por aquí. No se preocupen.

Al oír su respuesta, se me hace tonto no dirigirle ni una maldita mirada. Y eso hago. Se la dirijo. Pero no a él. A su mano. A su mano que acaba de ser envuelta por la de Lidia. Él me mira y sonríe de lado. Yo no puedo creer su juego. ¿Qué se piensa que está haciendo?

—¿Quieres un poco se masajes? Luces tenso —oigo que le dice ella a él y este asiente, sin apartarme la mirada. Lidia le levanta un poco su playera y comienza a tocar su espalda, lento, suave y... ¿sensual? ¿Qué coño? Zayn sigue sin sacarme la mirada de encima. ¿Qué quiere? ¿Un trío?

Mis ojos se llenan de lagrimillas que me niego a toda costa a sacar. No le daré lo que quiere. Va a volver la Blair del principio. No tengo sentimientos. No los tengo. No los...

—¿Jugamos a un juego? —se le ocurre una grandiosa idea a Grillo—, para despejar como dijo Rogger, ya saben...

—¡Claro que sí! ¿Quieres jugar, cari... —Lidia se muerde la lengua, cerca del oído del rubio y se corrije—: Zayn?

¿Por qué tiene que hacerme esto? ¿Será muy poco ético decir que quiero clavarle una daga en el ojo?

—Está bueno despejarse, pero no creo que... —empieza a decir el capitán.

Besos en Guerra ©Where stories live. Discover now