XI: Ira

77 6 2
                                    

El susto recorrió su sangre en su despertar inmediato.

Los recuerdos eran casi borrosos, pero lo suficientemente nítidos para hacerle consciente del acto violento que Seojoon estuvo por cometer. Nunca había sentido ese miedo impetuoso y desgarrador. Esa noche conoció la maldad de la lujuria de ese hombre obsesionado con su belleza.

Impulsado por ese temor, se incorporó sobre la cama. La habitación era distinta a la que fue llevado por la noche. No estaba solo en esa habitación. La presencia de Seulgi lo hizo sobresaltar, quien estaba arrodillada en el suelo a su lado. Jimin sintió algo de paz por su presencia.

—Señor Park, ¿cómo se siente?

—Seulgi, por favor, dime que Seojoon no hizo nada conmigo anoche. Yo caí dormido tras...

La voz se le rompió en plena frase, incapaz de decir esas palabras.

—No pasó nada, Jimin —le dijo Seulgi con compasión sincera—. Cuando usted dio el grito de omega, yo ingresé inmediatamente a la habitación del señor oidor. El señor Park se encontraba vistiéndose con prisa para después salir de la habitación. Ese hombre estaba muy confundido y aturdido porque su grito hizo mucho efecto en él. Yo lo vestí a usted. Minho fue con la orden de Park Seojoon de traerte a esta habitación. Yo no me alejé de usted en ningún momento. Ni siquiera dormí por estar pendiente de usted. Si usted no hubiese dado el grito de omega, hubiera pasado lo peor.

Jimin ni quería imaginar el posible escenario, pero se esperaba lo peor con ese hombre deseoso de su cuerpo. Park Seojoon ya le había dado la advertencia de hacerlo suyo. Antes de entregarle su cuerpo a ese hombre perverso, Jimin preferiría morirse.

—Gracias, Seulgi —le dijo, sonriendo apenas, pero con honestidad—. Gracias por haberme protegido.

Esa fue la primera sonrisa después de mil horas de desgracia y tristeza. Seulgi lo ayudó a levantarse de la cama. Luego lo hizo vestirse con el hanbok que Seojoon le envió de regalo. Jimin quiso rechazar esa vestimenta elegante y lujosa, pero no tuvo otra opción.

Cuando Seulgi terminó de acomodar la cama, decidió romper el silencio de ese momento.

—Yo lamento mucho lo que está pasando —se sinceró ella—. La obsesión del señor Park Seojoon con usted llegó demasiado lejos.

—Ese hombre no va a llegar demasiado lejos, porque yo no se lo permitiré —dijo con firmeza—. Park Seojoon puede encerrarme, silenciarme y golpearme, pero nunca me va a someter.

—Yo sé que usted no desea esto, pero... la única opción es entregarle su cuerpo a él.

—No, Seulgi. Eso no va a pasar nunca —respondió Jimin con enojo—. ¡Yo nunca le entregaré mi cuerpo a ese hombre!

—Eso es lo que él desea de usted.

Jimin suspiró con tristeza.

—Seulgi, yo nunca he estado con ningún hombre

Seulgi le miró con confusión.

—¿Usted es virgen?

—Sí.

—Por eso él está tan obsesionado con usted —concluyó con pena.

Jimin le miró con furia.

—Nunca permitiré que ese hombre sea el primero en mi vida. Yo no le daré mi cuerpo a alguien tan perverso. Park Seojoon no va a profanarme. Si yo debo entregarle mi cuerpo a algún alfa, ese será Jeon Jungkook.

Seulgi dudaba de la confianza de Jimin con ser salvado por Jeon Jungkook.

—¿Usted realmente confía en que él vendrá para rescatarlo? Si todo el pueblo de Pusan le dio la espalda, ¿por qué cree que él hará lo contrario? Jungkook no se casará con usted.

Bella Luna || KookMin [Omegaverse]Where stories live. Discover now