Capítulo 19: Tratos.

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 La noche le estaba proporcionando una larga espera. Pero eso le daba tiempo para pensar y para organizar las cosas a su gusto dentro de su cabeza. Ángel tenía claro que si querían infiltrarse en Ciye debían asistir a una de sus festejaciones, y para ello necesitaban a Yerick Kéldysh.

 Si Damon llevaba consigo a miembros del Círculo levantaría sospechas. Pero la amistad entre Erin, Ángel y Yerik era bien conocida públicamente, no sería de extrañar que asistieran siendo sus invitados. Claro que debía obtener su colaboración, y aunque el vampiro le debía unos cuantos favores al Círculo no sabía si les ayudaría. En esa fiesta se encontraría toda la familia de Yerick. Lo que complicaba mucho las cosas, Yerick no pondría en peligro a su adorada hija y su mujer.

 Luca le había concertado con el vampiro un encuentro en una de las zonas menos problemáticas de Boston. Desde la azotea de un edificio bastante mugriento, observaba a los transeúntes humanos, ajenos a la existencia de seres como él, mientras trazaba una estrategia para conseguir la ayuda de Yerick que llegaría en breves.

 -Siempre podrías pedirme una cita- la voz seductora de Emily rompió el silencio, interrumpiendo sus maquinaciones.

 Se dio la vuelta y miró en su dirección. Lo primero que vio de ella fueron sus altas botas negras de tacón. Los ajustados pantalones de cuero y su escotada blusa negra de tirantes dejaban muy poco a la imaginación. Desde luego si fuera un necio, la idea de pedirle una cita a Emily Kéldysh le habría resultado... deseable. Pero sabía muy bien que no debía dejarse caer en las redes de esa mujer. Ella se acercó hasta quedar frente a él y elevó la cabeza unos centímetros para poder mirarlo a los ojos. Los cortos y negros cabellos enmarcaron su cara resaltando su fiera belleza y sus mecas pelirrojas relucían llamativas desde su perspectiva. Emily alzó la mano y acarició fugazmente su pecho, pero no la apartó.

 -Tal vez acceda- le susurró clavando su mirada castaña en él, encendiéndolo deliberadamente pues hacía tiempo que sabía cómo reaccionaba su cuerpo ante ella. Y sin más se alejó de él y fue a sentarse sobre la barandilla de la azotea- Aunque solo fuera por el bien común, claro- añadió en un susurro que solo él pudo oír.

 Emily había estado leyendo sus pensamientos, por supuesto. Su insidioso don siempre tan útil para ella. Antes de conocer a las hermanas Laurent, ella era la única oráculo que conocía cuyo don sirviera para algo, al menos sin destruirla usándolo.

 -¿De qué habla mi hija, Ángel? ¿Qué es lo que me vas a pedir?- preguntó Yerick arqueando una ceja y sin andarse con preámbulos.

 Ángel, que no había contado con que no vendría solo, suspiró profundamente y se sereno un poco.

 -Necesito que nos invites a Erin y a mí al baile de la Routh.

 Yerick lo evaluó con detenimiento, muy pensativo.

 -¿Por qué?

 - Queremos robar un objeto que se guarda en la cámara de Ebriz.- el tampoco y iba a andarse con rodeos, conocía bien a Yerick y sabía que no le gustaría que se marchara por la tangente.

 El vampiro abrió los ojos con sorpresa, pero no perdió la compostura. En su lugar guardó silencio durante un largo tiempo.

 -En ese baile estarán mi compañera y mi compañera y mi hija ¿Te das cuenta de lo que me estás pidiendo? Puede que consigas entrar en la cámara sin armar mucho alboroto, pero una vez dentro tendrás aproximadamente diez minutos antes de que se den cuenta de que estáis ahí. Encontrar algo en Ebriz puede llevar semanas incluso con permiso del Consejo, es una cámara caótica hecha para perderse en ella. Y aún en el caso de que lo consiguierais salir de allí sería prácticamente imposible. Si robas algo de esa cámara convertirás el baile en un campo de guerra, y eso sin contar con las repercusiones sociales. Ya no se tiene en muy alta estima al Círculo, como para que aún encima causéis una catástrofe en Ciye.

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