»Quisiera encontrarme a mí, antes de empezar a buscar a alguien más.
¿Alguna vez has sentido qué, por más que lo llames, no recibes respuesta?
El dolor me hacía recordar otro motivo más para odiar mi existencia.
¿No tuviste las fuerzas suficiente...
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Cuando tenía la necesidad de tener un encendedor en las manos para ver el fuego, mi única acción era tomar un pedazo de hoja para hacer un barco de papel.
Como lo estaba haciendo en este momento.
Mi madre decía que con aquel entretenimiento podría acallar las voces de mi mente que pedían que jugara con el fuego y así la molestaría menos.
Mientras más me mantuviera en silencio, más tiempo tendría para ella.
—¿Qué haces? —preguntó el chico del parque.
—Solo hago un barco de papel —dije cómo pude, según la vergüenza, me permitía hablar. ¿Qué hacía este chico aquí?
¿No era mi patio?
Jared saltó de alegría con una sonrisa, adornando sus labios y se posicionó a mi lado, observando emocionado lo que hacía.
—¿Ahora eres la chica de papel? —preguntó y solo sacudí la cabeza, escondiendo mi sonrisa.
—¿Me pondrás un apodo cada vez que quieras? —inquirí cruzada de hombros con la ceja levantada.
—Te pondré un ápodo cada vez que pueda.
—¿Por qué? —Aparté la mirada brevemente del barco y busqué su mirada con curiosidad.
—Porque puedo hacerlo, Han —sacudió los hombros y sus ojos grises me observaron con brillo resplandeciente—. Nunca perderé la oportunidad de tener cosas que puedan recordarme a ti.
—¿Por qué me tratas de esta forma?
Él solo se encogió de hombros y nunca respondió a mi pregunta. Pero ya sospechaba cuál era la respuesta.
*** [PRESENTE]
—No, yo solo me siento en un experimento. —Suspiré molesta—. Estoy haciendo todo esto porque no quiero...
—¿Por qué lo haces? —preguntó Jared, frenando cualquier respuesta de mi parte.
Crucé los brazos en señal de molestia, pero al mismo tiempo me sentía incómoda por lo que diría.
—Por ti.
—Solo tienes que humillar tu corazón, y darle la oportunidad de entrar en tu vida, necesitas pedirlo en espíritu, pero más que en espíritu, desde un dolor genuino, desde la voz que habla verdad.