Me saqué mis abrigos y sin más, me dirigí hacia mi cama. Ya nada me importaba.

Corrí las sábanas y entré esperando dormirme para tener un último encuentro con Lolo y poder despedirme.

Esto me estaba matando.

Las luces de las otras habitaciones se apagaron. Supuse que fue Matías.

Su silueta entró por la puerta de la pieza y sentí la necesidad de que sus brazos me rodearan una vez más. Él lograba que el respirar no sea tan doloroso en estos momentos.

Se acercó hasta el borde de mi cama y se agachó hasta estar a mi altura. Dejó un beso en mi frente.

- ¿Te podés quedar? - le rogué con la mirada. No había chance alguna que yo pudiera lidiar con este dolor sola.

- Obvio que si - acarició mi cara para despejarla de las lágrimas que no paraban de salir.

Me levanté de la cama para dirigirme hacia mi armario, para darle un pantalón de pijama que antes pertenecía a mi papá, le iba a quedar bien. También agarré una remera que le había robado a Lorenzo antes de mudarme a Buenos Aires. Le di la ropa y se fue para el baño a cambiarse. Yo me volví a meter a la cama.

Lloraba en silencio porque no podía creer lo que de verdad estaba pasando. No volvería a ver a Lolo nunca más en mi vida.

Miré el techo, ensimismada en la oscuridad de la habitación, hasta que Matías salió del baño y entró a la cama conmigo.

Me di vuelta para enfrentarlo. Ver el brillo en sus ojos calmó un poco mis llantos.

Volvió a posicionar una de sus manos en el costado libre de mi cara. Cerré mis ojos y largué un largo suspiro tratando de liberar un poco de angustia.

- Quedé re mal con los demás - no me había despedido de nadie y seguro había cagado todo el ambiente.

Matías negó con la cabeza tratando de transmitirme calma. - Me dijeron que te cuide y que después les avisara como estabas - .

- Gracias por estar acá Matías - dije con un nuedo en la garganta. Me sentía segura con él. Su calidez y dulcura le brindaban consuelo a mi alma herida.

- Yo te prometí algo Azul - me dijo de manera suave - ¿Te acordás? - .

Asentí ante su pregunta, mientras mi mente reproducía aquella promesa que nos habíamos hecho: siempre estar para el otro. Acerqué aún más mi cara a su mano sintiendo paz bajo el tacto de su piel.

Pero eso no duró mucho. Otro recuerdo llegó a mi mente. Miré a Matías con los ojos llorosos nuevamente, mientras mi mente reproducía la charla que habíamos tenido en la playa aquella vez. Le contaba sobre como Lolo había llego a mi vida y Matías me pedía conocerlo.

- No vas a conocer a Lolo - dije con un hilo de voz.

Su mirada se cargó de pena y, ante eso, mi pecho se estrujó.

Matías aferró aún más su agarre en mí. - Lo voy a conocer a través de tus recuerdos Azul - me respondió en un susurro.

Su respuesta me trajo paz. Eso quedaba de Lolo, mis recuerdos y los de mi familia. Allí tendría una vida eterna.

Ya sin fuerzas, escondí mi cuerpo debajo del pecho de Matías buscando cercanía, calidez y consuelo.

Esta noche no quería soñar. Quería recordar. Recordar a Lolo.

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TODO FUE PORQUE TE QUIERO - MATÍAS RECALTحيث تعيش القصص. اكتشف الآن