XVII

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XVII - Pasaste de estar conmingo a estar en mí

XVII - Pasaste de estar conmingo a estar en mí

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27 de febrero de 2022 - Granada, España

- Azul - Matías trataba de que lo viera a los ojos - ¿Qué pasa? - .

El pitido en mis oídos había desaparecido y mi mente podía procesar mejor la información.

Pero el dolor seguía ahí, y cada segundo que pasaba, este aumentaba. Sentía como empezaban a formarse grietas en mi coraźon y como estas sangraban.

Lolo ya no estaba con nosotros.

- Se murió - dije ahogándome entre mis llantos.

La cara de Matías cambió drásticamente. - ¿Qué? - el pánico en su voz se hizo presente. - ¿Quién se murió Azul? - .

Levanté mi vista y conecté mi mirada con la de él. No podía verlo correctamente debido a las lágrinas acumuladas en mis ojos. Pero podía sentir como sus manos temblaban a los costados de mi cara.

- Lolo - dije con mis últimas fuerzas. Los ojos de Matías se pusieron llorosos. Mi corazón se rompió un poco más.

- Azul... - me dijo mientras tomaba mi cabeza y la escondía en su pecho. Los brazos de Matías me rodearon. Fue ahí en donde encontré un lugar seguro para sentirme vulnerable.

Matías tomaba los pedazos de mí y trataba de restaurarlos a través de un abrazo cálido. Pero nada funcionaba.

Quería gritar. Quería llorar. Quería arrancarme el corazón del pecho para dejar de sentir. Quería a Lolo.

- Vamos a tu cabaña Azul - me dijo despacio y más calmado. Acepté, no podía seguir de pie.

Noté como las voces de mis amigos se habían callado. Me di vuelta para verlos y me encontré con muchas miradas de pena dirigidas a mi. Quería desaparecer.

- Perdón chicos - dije con lágrimas en mi cara. Sin esperar respuesta alguna, rápidamente empecé a caminar con dirección a mi cabaña.

Sentía el aire helado de Granada por todo mi cuerpo. Pero nisiquiera eso lograba calmar el fuego que sentía en mis pulmones. Cada bocanada de aire que tomaba  agravaba ese ardor, y así, el oxígeno en mi interior, parecía desaparecer.

Sentí unos pasos corriendo a mis espaldas. La mano de Matías me regaló un poco de calidez.

Paré mi paso para verlo. Noté restos de lágrimas en sus pómulos y eso angustió aún más a mi corazón. Lo abracé fuerte.

Estuvimos un rato así, trantando de darnos consuelo bajo las frías temperaturas del lugar que nos rodeaba.

Caminé con las pocas energías que me quedaban. Una ola de calor me abrazó una vez que abrí la puerta de mi cabaña.

TODO FUE PORQUE TE QUIERO - MATÍAS RECALTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora