Capítulo 2

411 29 1
                                    


DAVID

Así que hoy es el día. Me acomodé en una de las sillas cerca del altar.

El traje me asfixiaba haciendo que no dejara de moverme, a reseca del día anterior no cooperaba con mi situación.

A lo lejos vi como Jack entraba en la iglesia con el mismo aspecto decadente, las ojeras se le marcaban y estaba sin afeitar.

-Me encantaría un trago. –Se acomodó a mi lado sin saludar a los demás invitados.

Hoy se casa nuestro amigo, estamos aquí para apoyarlo.

Nuestra familia a nuestro lado en conjunto con la familia de Thomas.

Vivian es la última en entrar acomodándose al otro extremo de la iglesia, viste un vestido color hueso que a la distancia parece blanco acaparando la atención de muchos

Así es Vivian.

La marcha nupcial se escucha haciendo que todos se pongan de pie.

La novia entra con un impresionante vestido con la cola más larga que nunca antes había visto.

Nos sonríe al pasar a nuestro lado, devuelvo el gesto mientras Jack le coquetea con la mirada.

El novio toma la mano de la novia con una enorme sonrisa, desabotono mi camisa en busca de un poco de aire.

Estamos en Italia, en verano, el calor es insoportable, necesito una ducha a pesar de haber tomado una antes de salir del hotel.

Cuando el sacerdote da por finalizada la misa soy el primero en escabullirme, no felicito a nadie, Román ha sido mi amigo desde niños, pero necesito algo de licor, le di un buen regalo de bodas, con eso bastara. Además, nos veremos en el cumpleaños de la abuela la próxima semana.

Me desplazo a uno de los bares cercanos en busca de alcohol y una que otra mujer.

Vislumbro al hombre que no se molestó en asistir a la ceremonia en uno de los taburetes al fondo del bar.

-Vivian pregunto por ti. –Estoy bromeando, estoy seguro de que su madre ni siquiera noto que no estaba en la iglesia.

-La alarma no sonó. –Responde con otra mentira.

-Deberíamos buscar alguna mujer para pasar nuestra última noche aquí.

Asiente antes de apartar el vaso tomando directo de la botella sin ningún gesto en su rostro al momento en el que el líquido pasa por su garganta.

Es algo de lo que no hemos hablado y dudo que alguna vez lo haga a menos que se deban tomar medidas necesarias.

-Me gusta esa rubia. –Señalo con la cabeza a la voluptuosa mujer que no deja de lanzarme miradas desde que entre.

-Es prostituta.

-Lo sé, las prefiero así.

No se esconden, no mienten sobre su pasado, no espero nada de ellas.

-La mujer de allá. –Señalo disimuladamente. -¿Te gusta?

Sigue mi mirada hacia la mujer que acaba de ingresar apartándola al instante.

No digo nada.

La mujer porta un largo cabello de color similar a alguien que Thomas no quiere recordar.

Desde que regreso de Londres no soporta a las mujeres de cabello oscuro, por suerte en mi familia no hay otra mujer además de ella y en su familia todas las mujeres son rubias.

-No deberían estar aquí sin seguridad. –George, el padre de Thomas, toma asiento al frente de nosotros.

-Ya nos íbamos.

-No, aún no. –George me mira en busca de ayuda.

-George tiene razón, es imprudente que estemos aquí sin escoltas, ¿dónde está Mike?

-En el auto, afuera. –Las palabras salen arrastradas de su boca, si continúa a este ritmo creo que debemos internarlo.

-Deja la botella. –En cuanto alarga la mano para tomar la botella, Thomas la empuja provocando que el cristal toque el piso haciéndolo añicos.

-Estás muy ebrio, vámonos.

-¡Déjame! ¡Lárgate a otro lado!

Su padre lo observa con una mirada triste, sabe los problemas que tiene, Thomas es una persona tan distante que es difícil llegar a saber qué es lo que realmente está sintiendo en realidad.

-Saca la cabeza del hoyo y sigue con tu vida, la vida no termina por una mujer. –Le grita.

-No tomo por ninguna mujer, ella no me importa. –Levanta la mano pidiendo más bebida.

-Haz lo que quieras. –Sale del lugar hecho una furia.

-No deberías hablarle a tu padre así.

-Tú también lárgate, no quiero ver a nadie. Estoy bien.

Continuamos dentro del lugar por lo que parece ser una eternidad, por instantes Thomas se queda con la mirada perdida viendo a la nada, preocupándome su estado mental, cuando creo que me hablara se arrepiente callando lo que lleva por dentro.

-Deberíamos irnos.

-¿A la boda?

Una pequeña risa sale de mí.

-Eso fue hace horas.

Intenta levantarse sin éxito, el alcohol ha tomado el control de su cuerpo cayendo sobre la mesa.

Llamo a Mike por ayuda, entre los dos lo sacamos del lugar cargado.

Cuando llegamos al hotel, la suite en la que estamos está ocupada por nuestra familia, quienes observan con cautela a Thomas arrugando la frente preguntándose lo que ha pasado.

-Otra vez borracho. –Vivian se levanta hecha una fiera, George intenta detenerla cuando nos sigue hacia la habitación.

-Tienes que dejar de tomar. –Lo acostamos en la cama, Mike sale quedando solo George, Vivian, Jack y yo.

Thomas está tan ebrio que no puede abrir los ojos.

-¿Qué está pasando? –La abuela entra preocupada.

-¡Se está convirtiendo en un maldito alcohólico! Todos los días bebe, los fines de semana termina así. –señala con la mano al hombre sobre el colchón.

La abuela y Vivian hablan sobre lo que lo llevo a eso, Vivian habla de todo menos de la verdadera razón, delante de la abuela jamás lo admitirá.

Por suerte el tío Alexander está viviendo al otro lado del mundo, él hace mucho habría descubierto la razón real.

Lo evitamos para no mentirle.

-Voy a cambiarlo. –Indico que salgan dejándome a solas con él.

Le quito los zapatos y la camisa, murmura algo que no repetiré para no seguir echando sal a la herida.

-Que use cualquier cosa, no me importa que tan ebrio este, nos largamos ahora.

Cierra la puerta tan fuerte haciendo temblar varios muebles.

Una hora después observo como varios escoltas batallan subiéndolo al jet, dejándolo caer en algunas ocasiones haciendo que la mayoría ahogue una risa.

En el asiento se queda dormido como en posiciones muy extrañas, repitiendo lo mismo que dijo en el hotel.

Vivian lo mira con la cara roja de la cólera. 

VICTORIAМесто, где живут истории. Откройте их для себя