El encuentro

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William Traynor era feliz ¿Como no iba a serlo? Tenía todo lo que cualquiera podía pedir: Unos padres amorosos, una novia cariñosa, un gran empleo, era guapo y rico. Sus amigos a menudo le decían que su vida era perfecta y él, aunque bromeando les decía que exageraban, en su interior coincidía con ellos.

Esa mañana se levantó para ir al trabajo como cualquier otra mañana: Se preparó su café, le dió su beso de buenos días a su novia, se baño, se puso traje, corbata, reloj y maletín, vio que clima hacía; Llovia a cántaros, por lo que dudó sobre si agarrar o no un paraguas pero al revisar la hora vió que se le hacía tarde y salió sin el.

Nueva York, gris y ruidosa como siempre, le dió los buenos días con las intensas luces de los focos y las desdibujadas siluetas de las personas bajo la lluvia. Recibió una llamada de su asistente a la salida de su edificio mientras buscaba un taxi.

-¡Vende las acciones de Continental! Su CEO está en espera de un juicio y, no, no pudo comprar a la corte esta vez- un pilar de luz apareció a dos cuadras de donde el buscaba su transporte. Tan pronto como apareció, se fue, dejando una ligera estela plateada que acendía en espiral. Confundido, miró a su alrededor para saber si alguien más lo había visto o si solo había sido su imaginación. Entonces notó a una chica castaña y bajita, de sueter blanco con falda blanca estampada de flores rosas y zapatos azules girando hacia su cuadra. Lucía nerviosa casi desesperada buscando algo y entonces lo vio a él, sus ojos verdes se abrieron el doble que antes; como si viera algo que nunca creería que vería.

Y él solo reparó en lo mucho que destacaba ella entre la ciudad gris mientras cruzaba la calle sin ver a ámbos lados.

-¡Cuidado!- Escucho el chirrido de los neumaticos, los gritos de las personas, sintió sus manos que lo empujaban y escuchó su voz antes de verla, justo frente a él, sacandolo del camino de una moto en la que no se habia fijando que estaba a punto de atropellarlo. Ahora que pudo verla más de cerca observó que tenía dos pequeños lunares en la mejilla, que sus ojos verdes eran increíblemente claros y que a pesar de estar a punto de ser arrollada estaba sonriendo.

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-Por suerte no sufrió ninguna lesión de gravedad señor Traynor, estos accidentes pueden ser fatales o dejar secuelas de por vida- dijo el doctor hojeando su historial. Will lo miró con sorna pues un brazo y tres dedos rotos, un tobillo dislocado y varios morados en distintas partes del cuerpo no le parecían precisamente "lesiones leves".

-¿Cómo está ella?

-Esta en observación, su vida no corre peligro pero aún no ha despertado, lo que es un poco extraño ya que tampoco tuvo lesiones serias.

Él asintió. El médico se retiró y la familia que estaba esperando en el pasillo entró rápidamente, su madre, su hermana y su novia por poco se abalanzan sobre él, luchando entre insultarlo por ser tan estúpido como para no fijarse por donde iba y abrazarlo por ver que estaba bien. Su padre parecía capaz de respirar otra vez, relajando toda la tensión que debía estar acumulando. Una vez que todos se calmaron empezaron a conversar sobre el accidente.

-¿De donde la conoces Will? Debes ser importante para ella si estuvo dispuesta a saltar frente a un auto por ti.

-Fue una moto, no un auto.

-Es igual hermanito, vamos dime ¿Es una de tus ex?- Su novia le dedicó una mirada de muerte que lo hizo sudar frío. Su padre al ver su predicamento se apresuró a cambiar de tema.

-¿Cuando te darán de alta hijo?- Él le agradeció a su padre con toda la fuerza de su mirada y aceptó la cuerda salvavidas.

-Pasado mañana por la tarde, quieren ver si no tengo secuelas por golpearme la cabeza y dejarme descanzar un poco.

Deseo de estrella fugaz -Yo antes de tiWhere stories live. Discover now