Así, el pasar del tiempo de caracterizó por nuestros besos, nuestras miradas, nuestros suspiros y nuestras caricias.

La noche había caido y yo seguía en la cabaña de Azul. En su cama. Sobre su pecho. Me regalaba caricias en el pelo y yo me relajaba.

Quería que el mundo de afuera desapareciera y yo no me tuviera que ir.

Pero nuestra realidad no era esa.

Azul tenía que trabajar con Bruno y yo me había comprometido con los chicos para leer el guión de mañana una vez más.

Lentamente me di vuelta y fije mi vista en Azul. En sus ojos preciosos.

Me acerqué a ella y deposité un pequeño beso en sus labios. Ella sonrió con los ojos cerrados. Suspiró y finalmente me miró.

- No quiero que te vayas - ella sabía que me estaba despidiendo hasta mañana.

- Yo tampoco me quiero ir - le regalé otro beso. - Pero los dos tenemos tareas que cumplir - .

- Me cago en las tareas de mierda - me dijo mientras agarraba una de mis manos y jugaba con mis dedos.

- Que mentirosa que sos - me miró indignada - si amás tu trabajo vos - le dije a través de una risa.

Su mirada se suavizó - Tenés razón - dijo rendida.

Llevé mi otra mano al costado de su cara para sentir su piel contra la mía una vez más. Ella apoyó aún más su chachete en mi mano y cerró los ojos disfrutanto del contacto.

No podía dejar de verla.

Ella abrió sus ojos nuevamente y se sentó derecha.

Nos miramos unos segundos en silencio, hasta que ella inició nuevamente un beso.

- Dios no puedo parar. - me dijo cuando se separó y nos mirábamos a los ojos - Haces que sea más difícil - .

Apoyó su cabeza en mi pecho y a mí se me derretía el corazón.

Tenía una sonrisa de pelotudo. Azul me ponía así de pelotudo.

- Bueno - dijo parándose de la cama - si no te suelto ahora, no te suelto más Recalt - .

Empezaba a arrepentirme de haberme comprometido con los chicos.

La seguí por atras hasta la sala de estar de su cabaña.

Mientras ella limpiaba mi mate para que me lo llevara, yo me abrigaba para salir.

No me quiero ir.

Cuando ya estuve listo, Azul se acercó a mi con mi mate y me lo entregó. Pero lo dejé a un costado.

Era imposible no notar el brillo de su sonrisa. Ella estaba feliz. Ella estaba feliz por nuestro beso.

Al tenerla en frente, asomé mis manos por su cintura y la atraje hacia mí.

La distancia dejó de existir cuando sellé sus labios con los mios. Este beso era lento y tierno. Trataba de transmitir todo lo que sentía.

Azul sonrió a la mitad del  eso lo que produjo lo mismo en mí.

Estuvimos así un par de segundos más hasta que ella se separó. - Andate antes de que posta no te deje - me dijo con una sonrisa y unos ojos tiernos.

- Mañana olvidate que apenas te desocupes y yo también, vengo y me instalo acá - le dije mientras le dejaba un beso en la frente.

Agarré mi termo nuevamente.

TODO FUE PORQUE TE QUIERO - MATÍAS RECALTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora