Capítulo 59

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Hannah Black

Damon y yo continuamos en el hostal. Daia continúa delicada de salud y durante estos días, no nos dejaron visitarla por precaución. Mi madre incluso vino a verme en este tiempo para saber cómo estaba yendo todo. Se quedó unas horas conmigo, informándome sobre algunas novedades sobre Paige y su familia.

Organizaron el funeral de Paige. Nadie acudió a él. Ayer la enterraron en el cementerio de Barrow por la tarde.

Lois está a la espera de un juicio. Consiguió una reducción de condena por entregarse y ayudar a la policía a encontrar a sus padres y tíos, ya que se habían escondido en una de sus propiedades. También les contó todos sus trapos sucios, verificando la información que saqué el otro día de la casa de Paige. En total le esperan unos diez años de cárcel, pero debido a que no tenía ningún otro antecedente, si se porta bien podría salir antes.

Detuvieron a sus padres y tíos por varios delitos, entre ellos: fraude, corrupción, abuso de poder y homicidio en primer grado. No creo que salgan nunca de la cárcel después de todo lo que ha contado Lois, los hilos que ha movido Snake para que todo fuera más rápido y lo que ha descubierto la policía gracias a la información que conseguí.

No hay más peligro por parte de ellos. Esa familia está destruida.

La policía de este pueblo ha investigado lo que ocurrió en la casa de Alexander. En cuanto Daia se recupere tendría que testificar sobre lo que ha pasado. Probablemente también se enfrente a un juicio, pero Snake ya nos despreocupó diciendo que no van a hacerle nada. Fue defensa propia. Y hay varias pruebas que lo demuestran.

Se han llevado el cuerpo de Alexander y Grace para practicarles una autopsia, aunque después se encargarán de trasladarlos a Barrow para enterrarlos ahí. Los padres de Grace se harán cargo de ello. Están bastante afectados con la noticia, culpabilizándose de su muerte por no haber hecho nada para evitarlo.

Y lo último que sé sobre ese asunto, es que la policía confiscó las cajas que había en el sótano de la casa de Alexander. Contenían unas cintas VHS que entregaron al FBI. ¿Por qué? No tengo la menor idea.

—¿Estás lista ya?

La voz de Damon me trae a la realidad. Asiento con la cabeza, yendo tras él para acudir al hospital. Daia ya no está en la Unidad de Cuidados Intensivos, ya podemos ir a visitarla a una de las habitaciones. Ya nos ha advertido la doctora que debe asistir a una rehabilitación porque algunas de sus funciones motoras y cognitivas han sufrido daños. No puede ponerse en pie, pierde el equilibrio con facilidad. Le cuesta recordar algunas cosas y algo en su memoria falla. Esto se debe a los malditos golpes que le dio ese gilipollas.

—¿Crees que nos recordará? —pregunto, mirando a Damon.

—Mientras me recuerde a mí y no a ti, perfetto.

—Estoy hablando en serio, idiota.

—Y yo.

Ruedo los ojos, cruzándome de brazos. Clavo mi mirada en la ventanilla, esperando llegar lo antes posible al hospital para verla. Por suerte, el hostal no queda muy lejos. En unos diez minutos conseguimos aparcar casi frente a la entrada. Es la ventaja de que en este pueblo apenas haya gente, no hay casi nadie en el hospital.

Damon y yo nos adentramos a la recepción, preguntando por la habitación de Daia. La mujer que nos atiende nos da el número de la habitación cincuenta y cinco. Vamos hacia allí sin pensarlo dos veces, teniendo que tomar el ascensor para subir a la primera planta.

Caminamos por el pasillo hasta detenernos en la habitación de ella. Llamamos a la puerta antes de entrar, viendo que la doctora está con Daia. Ella dirige su mirada hacia nosotros y sé que es capaz de reconocernos por la sonrisa que nos da. Damon me da un leve empujón para que sea la primera en ir junto a ella.

Los miedos de Daia ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora