Capítulo 27

11 2 0
                                    

Día 3 y 4

Hoy es un gran día como para desaprovecharlo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Hoy es un gran día como para desaprovecharlo. Así que crearemos un sistema para entrar o salir con más comodidad.

Todo va bien, el abrir la puerta ya no costaba tanto, tenemos un par de armas, pero faltaba señal.

Una de las metas fijas que tanto, ojos bonitos como yo tenemos es ayudar a todas las personas que haya adentro, sabemos que hay tanto niños como ancianos, y estamos seguros de que las condiciones no son las mejores.

¿Miedo? Con qué se come eso. Lo único que tengo, es ganas de ayudar a todas las personas. No temo nada, al menos no si Zayda no hubiera mencionado que...

—Nuestro objetivo es una puerta rosa.

—¿Qué?— pause por unos segundos mi hora de comer, poniéndole suma atención.

—Antes de que llegarás, me metí. Y presiento que ahí está todo, podemos... Ayudar a aquella gente— explicó.

—Ojos bonitos, estás loca—, reí —¿Cómo te metes sola? No lo vuelvas a hacer —la miré fijamente, y al ver su rostro con culpa, completé —sin mí.

—Bueno, no quedaré como la aparecída de Comala.

—Hablando de... ¿Te gustaría casarte, ojos bonitos?— pregunté, emocionado.

—Claro, pero no puedo, Lean.

¿No podía? ¡Qué suegros me tocaban!

—¿No puedes tener novio hasta los cuarenta?— reí.

—Algo así— asintió con la cabeza, mezclando su risa con la mía—. ¿Habrá esa laguna aquí?

—¿Vamos a empezar con leyendas?

Ella me miraba fijamente, tanto que sentí bichos en la barriga, y mucho calor sobre mis mejillas— Te quiero, Lean. ¿Cuidarás de ti, sí?

—No nos separaremos— afirmé.

Ella negó, después sonrió soltando una pequeña carcajada, yéndose a la casa de campaña.

A la mañana siguiente desperté —y estoy seguro de que no solo yo— con los nervios a tope

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


A la mañana siguiente desperté —y estoy seguro de que no solo yo— con los nervios a tope.

Mañana entraríamos. Mañana.

—¿Preparado, Lean?

—No, pero... Las ganas tampoco existen— reflexioné, y seguía sin encontrar nada de ganas.

Al llegar la tarde, saqué un ajedrez que se había colado a mi mochila. Tenía patitas.

—¿Te gusta?— me preguntó mis ojos bonitos.

—Por algo lo traje— le guiñé el ojo— ¿Sabes jugar?

—Algo. Cuando— se sentó en frente mío —era pequeña él me enseñó.

—¿Él?

—Sí, es como mi papá —nuestras miradas se encontraron por muy pocos segundos, pues la esquivó. Sentía que algo me ocultaba, y no me gustaba nada—. ¿Preparado para perder?

Sonreí de lado, dejando ese sentimiento extraño en mi corazón— Ganar es la palabra.

Ambos éramos muy buenos, debo confesar que no pensé que fuera tan buena jugadora, me sorprendió. Solo jugamos dos. Una ronda la había ganado ella, y otra yo.

Y claro que hubiéramos seguido jugando, si no hubiéramos escuchado varios llantos. Al instante del primer ruido corrimos a escondernos detrás de un árbol.

Eso no fue lo más extraño, si no que había alguien más. La voz de un hombre maduro gritaba que se callara, sino sería su último grito. Algo que nos heló por completo.

Zayda estaba pálida, y no dudaba que yo igual. Temblaba del susto, yo trataba de pensar rápido, algo tenía que hacer, buscaba algo, sin saber el por qué.

—Siete meses— conté con la ayuda de mis dedos, congelándome al instante—. Se cumplen siete meses en menos de dos semanas— volteé a verla.

—Otra vez— habló, temblando. Y una lágrima bajó por su pómulo, su barbilla temblaba y por lo que podía observar se le dificultaba hasta el respirar.

Como pude la calmé, y con ello me calmé a mí.

Los gritos y llantos cesaron, esperamos escondidos unos cuantos minutos más, por si acaso. Y al no escuchar nada, decidimos salir y meternos a descansar.

—Lean, —me llama mis ojos bonitos.

—¿Sí, linda?

—¿Cuándo cumples años?— su pregunta me pareció muy curiosa, puse mi codo en la almohada recargándome en la palma de mi mano, observándola. El que pareciera dormida, era sumamente tierno, su nariz respingada y su piel blanca, era tan hermosa.

—En octubre— dije, aún observándola.

—Si dejas de verme, te diré mi fecha de cumpleaños también.

Sonreí, acostándome de nuevo, viendo hacia arriba.

—¿Entonces?

—¿Qué día?

—Veintidos de octubre, este año cumplo dieciocho.

—Niño grande, feliz cumpleaños, Lean— se volteó dándome la espalda.

—Ey, ¿y tú?

—Veintitres de septiembre— suspiró —Yo inicio tú finalizas.

—Exacto, ojos bonitos, exacto —cerré mis ojos.

—Déjame terminarlo yo— pidió.

—¿Ah?— abrí mis ojos, sin entender.

—Buenas noches, Lean.

No dormiríamos mucho esta noche.

No dormiríamos mucho esta noche

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
AQUÍ ESTOY [DISPONIBLE EN INKITT]Where stories live. Discover now