¡CRUSH!.....

Prólogo...

Recuerdo ese día, cuando nos casaron con apenas 22 años, en realidad yo tenía 22 y el 24, si nos llevábamos en ese entonces 2 años.
Mí desventaja era que yo si soy gordita y no estaba en su mundo, el no sabía nada de mí, pero yo sabía absolutamente todo de el, recuerdo que parecía una loca obsesionada con el.
Cómo podía explicar lo que se sentía ante su rechazo?
Dolor inexplicable y así fue, el día de nuestra boda el pidió que no fuera nadie, nada de fiesta, nada de luna de miel, y en cuanto a la casa, no viviríamos juntos y teníamos prohibido decirle a alguien que estamos casados, podía dañar su imagen.
Lo peor de todo es que mis hermanos y padres estaban de acuerdo, yo por mí parte tuve que aceptar la decisión.
En cuanto a la empresa, yo no podía hacerme cargo de nada, mis hermanos estaban a cargo, me hicieron firmar un papel donde no trabajaría en la empresa familiar y la verdad a mí me venía de 10.
Me recibí de historiadora y fotógrafa, ellos no saben nada de mí, porque mí graduación no vino nadie.
Terminamos de firmar los papeles de matrimonio y los papeles de el negocio familiar, y mí bello Noah, me miró con la mirada más fría que congelo mí corazón y esos ojos azules como el mar, que no llore porque considere que eso no iba a solucionar nada.
Se acerca hacia mí, y la familia de el y la mía brindaban porque las empresas se fucionaban.
-Noah: nos vemos en el divorcio, eres libre de hacer lo que quieras con tu vida, no me llames aunque sea el último día de tu vida!
-entiendo!-es lo único que pude decir.
-Noah: afuera no nos conocemos y ante todos no estamos casados, no es necesario que uses ese maldito anillo!
-bien, toma el anillo! Mejor dicho los dos!

Todos se quedan mirándome, porque desde ese día me fui sin mirar atrás, me lleve en mí mano los papeles de una casa al otro lado de la ciudad y las llaves, por supuesto también mí maleta, está casa iba a hacer mí nuevo comienzo.