Capítulo 4

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Vi como mi habitación se fue llenando.

Los había molestado sin aguantarme más otra sonrisa les regalé.

Y sucedió algo muy rápido que apenas lo noté. Al mismo tiempo que vi a un Nils molesto entrar a la habitación detras de ellos, senti como me jalaron del brazo, bajándome de la silla; un quejido escapo por mi boca ya que no esperaba eso y mi cuchillo había quedado en lo alto, clavada en la cámara.

Observarla arriba lejos de mí ya no me causó satisfacción.

Mi mano se dirigió a mi navaja oculta lista para defenderme y vi furiosa al hombre de  más de cincuenta años que me habia jalado y de pronto Nils empuja al guardia, llevándolo varios pasos hacia atrás desequilibrado,  Nils se acercó nuevamente a él y todo sucede tan rápido, la tensión recorre mi cuerpo.

Veo como Nils lo agarró con fuerza y determinación del brazo levantandolo y luego impulsandolo con fuerza al suelo. Como si dominará esa técnica.

Dejo a ese guardia tendido en el suelo y el se levantó, clavó sus ojos que mostraban mucho enojo en ellos.

—¡Que no se les ocurra a cualquiera de ustedes volverle a faltar el respeto ni a tocarlé un pelo, a menos que quieran vérselas conmigo, y les aseguro que no querran eso porque les prometo que se van a estar arrepintiendo toda su vida!—casi grito severo .—¿Les quedó claro?—preguntó. Y prosiguió a señalar puerta, todos se fueron.

El camino detrás de ellos y observe sus anchos hombros…

No salio junto a los guardias, cerró la puerta y se dio vuelta hacia mí.

Comencé a reírme y le apludí.

—¡Guau! Pero que hombre, caballero al rescate, gracias por defenderme—irónicamente mientras seguía riéndome; a él no le causaba risa seguía serio.—Estaba a punto de defenderme, de verdad no hacía falta que hagas un espetaculito—dije ahora igualando su seriedad, mientras él se iba hacercando lentamente hacia mi.

—¿Y con qué ibas a defenderte? ¿con tu juguete de arriba o el que tienes ahí escondido?—preguntó arqueado una ceja y señalando mi caderas.

Se detuvo a un paso de mí, incline mi cabeza un poco  hacia arriba. El imbecil era mucho más alto que yo y a a mi me gusta mantener el contacto visual.

—Con mi juguete, ¿por?—Dije mirándolo a los ojos.

—Muestramelo—pidió riguroso extendiendo su palma entre nosotros esperando que posara ahí mi navaja.

—No.

—¿Por qué no?— Vi como su mirada intentaba indagar en mi.

—No quiero. Quiero que salgas de mi cuarto—le pedí,  y mi respiración se estaba entrecortando, tenerlo tan cerca no era bueno.

—Pues…—se detuvo y desvio la mirada de mi y miró hacia arriba, no entendía.—Lo siento.—pidió disculpas apretando sus rosados y finos labios.—¿Cuál era tu nombre?

Idiota.

—Lo vuelvo a repetir y por última vez, quiero que te vayas de mi habitación—casi grite, estaba acabando con mi paciencia.

—¿Y si no me voy, que vas a hacer?—preguntó inclinándose hacia mi  quedando nuestros rostros a la misma altura.

—Te voy a mostrar el juguete pero no de la forma en la que quieres—lo amenace molesta.

—Tú no sabes las muestras que quiero—sin quitarme los ojos de encima.

Llegue a mi limite y lo quería fuera. Seguí enfrentándome a él con la mirada.

La Pieza del JuegoWhere stories live. Discover now