♡ : CAPÍTULO III

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—¡ESTOY BIEN, JODER!—grito Jeongin haciendo que su esposa diera un brinco en su lugar—¡Llevas preguntando lo mismo desde ayer!—Exclamó frustrado.

Con la respiración errática y el corazón palpitándole desbocadamente, Jeongin dejó caer los cubiertos sobre el plato creado un estruendoso sonido que volvió a sobresaltar a la mujer quien no daba crédito ante el comportamiento de su esposo. únicamente deseaba saber su estado de ánimo, pero sus intenciones no fueron recibidas.

—Cálmate, cariño. Yo solo deseaba saber que estas bien pues de ayer estás un poco extraño, pareces ausente—explicó la mujer con calma—No es algo por lo que debas alterarte.

En cierta forma su esposa tenía razón, pero Jeongin se negaba a aceptarlo en voz alta. Se negaba a aceptar varios hecho y entre ellos estaba todas las sensaciones placenteras que el día anterior experimentó en su consulta. Y era ello lo que lo mantenía ausente de la realidad. Soltando un pequeño profundo suspiro, Jeongin se levantó de la mesa y disculpándose con su esposa se encaminó hasta el pequeño despacho del departamento donde se encerró.

En la soledad de su despacho Jeongin se atrevió a recrear las sensaciones del día anterior. Cerrando los ojos les dio libre albedrío a sus recuerdos, aquellos recuerdos que había suprimido durante tantas horas.

El recuerdo de la gruesa voz del doctor Hwang cerca de su oído le envió un escalofrío que le recorrió por todo el cuerpo, haciéndolo suspirar. Sin embargo, cuando el recuerdo de aquellos largos dedos completamente lubricador introduciéndose en su entrada anal, Jeongin tuvo que contener el gemido que se había formado en su garganta.

Las duras penetraciones que aquellos dedos le brindaban había llevado a Yang a una molesta erección, obligándolo casi por inercia a comenzar a tocarse para liberar la frustración que se había acumulado en su entrepierna. Las leves caricias a su polla sobre la tela de su pantalón iban acompañadas de los recuerdos e fantasías con el doctor Hwang. Conforme iban pasando los segundos las leves caricias comenzaron a no ser suficiente así que sin pudor algo y completamente sesgado por su fantasía Yang aumento la presión de sus caricias, pero no eran suficientes.

Completamente desesperado por satisfacer su necesidad Jeongin desabrochó y bajo la cremallera de su pantalón de vestir, y posteriormente bajar un poco la tela de su ropa interior dejando al aire libre su gruesa y erecta polla, entre jadeos Jeongin la tomó entre sus manos y sin perder tiempo comenzó un trabajo manual rudo y lento que solo le recordaba a la actitud del Doctor Hwang.

Jadeos y sonidos lascivos provocados por su movimiento sobre su polla inundaban el despacho de Yang a tal forma que solo lograban excitar mas al hombre. Cuando los espasmos que anunciaban un potente comenzaron a formarse en el, la puerta del despacho fue absurdamente abierta, provocando que Jeongin diera un salto en su lugar y dejara su trabajo manual. Con el corazón latiéndole desbocadamente Jeongin llevo su vista hasta la puerta donde se encontraba su esposa.

Cuando sus ojos fueron testigo de los pasos que Rosé había dado para acercarse, fue consciente de se había excitado con el recuerdo del doctor, pero sobre todo se había masturbado pensando en él, lo había hecho como lo haría cualquier niño de doce años que acaba de ver su primer video porno o por le había visto más arriba de la falda a la niña que le gustaba. El un adulto completamente casado y con una vida sexual muy activa hasta hace unos días, se había masturbado.

—Rosé, yo...—intento hablar cuando su esposa se encontraba parada frente a él—Esto...

Pero todos sus intentos fueron callados por el fino dedo índice de la mujer.

—¡Shhh!—Gesticuló la mujer—No te preocupes sé que has sido mi culpa por amenazarte con falta de sexo, así que voy a liberarte.

Dichas aquellas palabras, Jeongin fue testigo de cómo si esposa comenzaba a desnudarse, lentamente casi queriendo que este se existirá, lo cual no sucedió, Jeongin miraba las curvas de su esposa esas curvas que días antes lo excitaban hasta locura. Cerrando levemente los ojos, Jeongin se dijo a sí mismo que una buena ronda de sexo con su esposa lo llevaría de nuevo a la realidad y fuera de las estúpidas fantasías con el doctor.

Entre besos largos y pocos profundos Jeongin logró subir a su esposa sobre el escritorio, donde se dedicó a acariciar el cuerpo de Rosé sin delicadeza alguna, Sin embargo, Jeongin había perdido la erección en su miembro lo cual lo llevó a separar su boca de su esposa.

—Lo siento, Yo no me siento bien—dijo mirando su flácido miembro.

—¿Qué pasa, amor?—preguntó ella recomponiéndose en su lugar.

Jeongin no sabía cómo decirle que ella ya no le excitaba, que el deseo que anteriormente sentía por ella se había marchado y que ahora un hombre se ocupaba de excitarlo como nadie. Jeongin no sabía con qué cara mirarla. Estaba muerto de vergüenza por la situación en la que se encontraba y con pocas salidas para él, Jeongin se miraba obligado a decir la verdad, de confesar algo completamente humillante tanto para ella como para él. El incómodo silencio que se había formado fue cortado por el estrepitoso sonido del teléfono celular de Jeongin soñar, captando la atención de ambos.

Jeongin al escuchar su celular sonar, soltó un suspiro de alivio antes de tomarlo y contestar, mientras se arreglaba su pantalón.

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Con una toalla alrededor de su cintura y otra sobre su azabache cabellera, Hwang Hyunjin salió de su cuarto de baño para encaminarse hasta su armario donde sacó un pijama a rayas. Una vez estuvo vestido se encaminó hasta su escritorio el cual tenía sobre si las diferentes carpetas de trabajo, unas era los expedientes de sus paciente y otros casos médicos del hospital donde laboraba como médico de medicina general y no como especialista.

En la necesidad de liberar un poco su cargo laboral, Hwang se dedicó a leer los casos médicos y así escribir observaciones y soluciones. Completamente concentrado en la elaboración de observaciones, Hyunjin se perdió en el tiempo, terminando dos horas después. Soltó un suspiro y estiró los músculos de su cuerpo para dedicarse a revisar los expedientes de sus paciente uno a uno, tomando primero los de sus antiguos pacientes debido que eran los más fáciles de estudiar debido que conocían su récord médico y la forma en la cual tratarlos.

Cuando llegó a los expedientes nuevos, se dio cuenta que únicamente había uno y una sonrisa lasciva se formó en su rostro al recordar quien era. Así que movió su cuerpo hasta el otro extremo del escritorio para tomar su laptop e ingresar el código para poder acceder al sistema de vigilancia de su consultorio. Donde busco el video de la cámara de seguridad de la hora y fecha en la que Jeongin había estado dentro del consultorio.

Cuando el video apareció en la pantalla de la laptop, Hyunjin no dudó en darle Play, para poder ver la imagen de su paciente, con los segundo y minutos corriendo en la grabación, Hwang espero a que la imagen donde Yang Jeongin era sometido a sus acciones; Cuando el minuto veintitrés llegó, la imagen de Jeongin saliendo del pequeño vestidor apareció en la pantalla y Hwang comprendió que después de esa grabación necesitaría un poco de trabajo manual en su entrepierna.

The urologist ❁ HyunInحيث تعيش القصص. اكتشف الآن