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*6 años después* 

Y así pasaron 6 años, Regina se volvió la principal monarca del reino blanco con Snow secundandola. 

Su relación con Maléfica siguió de la misma manera, no podía arriesgarse a que alguien la acusara de traición si llegaban a descubrir lo que ellas tenían. 

En cuanto al reino tras la muerte de Leopold varios de los reinos principales habían mantenido su apoyo con ella, alguno que otro le exigió que abdicara al trono en favor de Snow, pero eso no funcionaria muy bien, su hijastra no es la mejor dirigente.

– ¡Tu eres quien mató a mi padre! –la chica de ahora 18 años entró azotando las puerta y caminando a paso firme hasta quedar frente a Regina.

– No se de lo que estás hablando Snow. 

– Querías quedarte con la corona, por eso lo mataste. 

– Jamás quise nada de esto –caminó hasta su hijastra para enfrentarla–. pero estoy manteniendo en pie este reino sola. 

– Es tu culpa que él esté muerto. 

– No es mi culpa, pero tampoco lo lamento 

Durante todos esos años había evitado hablar con Snow sobre la muerte de Leopold, lo único que le había dicho era lo poco que sabía, pero ambas habían construido una relación medianamente buena, hasta que Snow empezó a acusarla de ser la principal sospechosa de la muerte de su padre. 

– Era tu esposo. 

– Se muy bien cual es el rol de cada uno de nosotros, no necesitas repetirlo querida. 

– Abdica al trono si quieres que te crea. 

– ¿Y quien reinará?, ¿tu? 

– Me corresponde. 

– Snow, no eres más que una niña tonta que no sabe cómo dirigir todo un reino, nunca podrías con este lugar tu sola. 

– Eso ya lo veremos. 

– ¿Qué es todo esto Snow? 

– Inicio una guerra contra tu reinado Regina, quien gane reinará. 

– Snow me parece que aún no caes en la realidad niña, jamás lograras nada con esto. 

– Regina Mills, doy inicio a la guerra contra tu reinado. 

– Si eso es lo que quieres bien, quedas expulsada del reino, no puedo tener a alguien dispuesto a derrocar a su soberana. 

Se observaron durante unos cuantos segundos las dos en completo silencio y bastante molestas antes de que Snow aceptara irse. 

– ¡Emil! –tras la muerte de Leopold, Emil se había vuelto la mano derecha de Regina. 

– Su majestad, ¿en que puedo ayudarla? 

– Ordena una reunión urgente con el consejo real. 

– ¿Ocurre algo mi Reina? 

– La princesa Snow acaba de declararnos la guerra. 

– ¿La princesa? 

– Si Emil, la princesa, encárgate de que estén todos en la reunión, tengo que arreglar algo antes. 

Se alejó del salon principal y caminó hasta su habitación, aún luego de convertirse en la reina había conservado la misma habitación de siempre. Se aseguro de que la puerta estuviera bien cerrada antes de mover sus manos para transportarse hasta la Fortaleza. 

– ¿Mal? –busco a Maléfica en la sala de la Fortaleza hasta que logró verla sentada junto a la chimenea leyendo un libro.

– Gina –la rubia se acercó a ella para abrazarla–. Hola cariño. 

– Necesito tu ayuda. 

– Claro, ¿qué pasa? 

– Necesito que el páramo me brinde su apoyo. 

– Gina, ¿qué pasa?, me estoy asustando. 

– Snow acaba de declararme la guerra. 

– ¿Qué? 

– Me culpa por la muerte de Leopold, cree que lo hice para quedarme con la corona. 

– Tu no tienes nada que ver. 

– Ve y díselo a ella, acaba de declararle la guerra a su propio reino. 

– Gina… 

– ¿Qué? 

– Es mi culpa que Leopold muriera. 

– ¿De qué hablas Mal? 

– Fue un trato con Rumple. 

Mi enorme dragón..Kde žijí příběhy. Začni objevovat