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𝐌𝐚𝐢𝐚
vamos a rebobinar, en los últimos días conocí a un hombre hermoso que casi me dobla la edad, tome de más y terminamos comiéndonos la boca. el gran problema de todo esto es que en unos días me vuelvo a Argentina y probablemente no lo vea más, además de que no sé si me gusta. siento el típico cosquilleo en la panza cuando hacemos contacto visual, sonrió cuando pienso en el y últimamente estoy teniendo bastantes ganas de verlo, en resumen, estoy jodida... estaba a punto de tirarme por la ventana cuando tocaron la puerta
- hola linda - hablo Enzo mientras se apoyaba en el marco de la puerta
- hola Enzo - dije mientras sentía como mis mejillas se coloreaban
- te ves tan linda con la cara roja - hablo en un susurro el hombre para agarrarme suavemente del cachete
- si, bueno, me gustaría seguir hablando pero... - estaba por terminar la frase pero el me agarró de los cachetes y me dió un beso haciendo que casi me caiga si no fuese por su mano que sostenía mi cintura
- ¿no... es... muy... temprano...? - pregunté entre besos hasta que sentí como tocaban la puerta nuevamente a lo cual di un saltito y sentí como se me bajo la presión
- la puta madre, ¿¡que mierda voy a decir si te ven acá?! - pregunté en un susurro mientras me separaba de Enzo para empezar a dar vueltas en círculos
- no me van a encontrar, pero anda a abrir la puerta - contesto Enzo en un susurro intentando no reírse de mi desesperación
- hola Maia, quería preguntarte si... - Matías estaba por seguir hablando hasta que me vio y su cara cambio a una de preocupación - ¿estás bien? estás pálida como si hubieras visto un fantasma
- ¿eh? estoy bien Mati, no te preocupes, ¿para que venías? - pregunté muy nerviosa
- para invitarte a desayunar con los chicos del cast - hablo el para intentar entrar a mi habitación a lo cual cerré un poco más la puerta en un acto de desesperación
- oh sí, ya bajo, solamente deja que me arregle - hable para entrar a la habitación y cerrar la puerta en su cara
- okey te espero abajo, no te demores - hablo extrañado el chico para después empezar a caminar
- casi... - dije mientras me recostaba contra la puerta en señal de alivio
- ya te había dicho que no me gusta que digas malas palabras - hablo Enzo haciéndome acordar que el también estaba en la habitación
- ¡mierda! - exclamé al darme cuenta de que no estaba sola
- esa boquita - hablo el para agarrarme de la cintura nuevamente
- no no no, tenemos que bajar o van a sospechar, baja vos primero y después voy yo - dije separándome rápidamente de el y abriendo la puerta
- está bien, nos vemos abajo chiquita - hablo el para guiarme el ojo y empezar a caminar
