EPÍLOGO

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Raven

Un año después...

—Hoy ha sido perfecto —dice Jack contra mi cuello, depositando allí besos con la boca abierta mientras me siento a horcajadas sobre su regazo en el salón—. No sabía que un jersey luminoso pudiera excitarme tanto. —Cuando llevamos a los niños a hacer truco o trato esta noche con Kim, Eric y Scott, en lugar de disfrazarme, sólo me puse un jersey festivo. Estaba tan concentrada en conseguir que los disfraces de Charlotte y Henry fueran perfectos para su primer Halloween, que no me esforcé en el mío. Eran unos preciosos ositos de peluche y yo misma había hecho los disfraces.

—Respiro y te excitas —digo riendo mientras sus manos se deslizan por la espalda de mi jersey. Su única respuesta es gruñir y seguir besándome, sin querer apartar su boca de mí. Gimo y me contoneo en su regazo. Llevamos un año juntos y todavía no podemos mantener las manos quietas, ni siquiera cuando estaba a punto de reventar cuando estaba embarazada de nuestros mellizos.

—Sé que debo dejarte descansar esta noche, ya que es nuestra primera noche sin Charlotte y Henry, pero no creo que pueda parar hasta que ninguno de los dos no pueda moverse. —Siento el chasquido de mi sujetador y mis pechos se derraman libres. Con un rápido movimiento, me quita el jersey y el sujetador. Me agarra por la cintura y me atrae aún más hacia él.

—Eso suena maravilloso. —Me dejo llevar por él. Sé lo que va a pasar. Me hará gritar su nombre una y otra vez hasta que me desmaye. Entonces me despertará horas más tarde, ya dentro de mí, y lo hará de nuevo.

—Más que maravilloso —digo, dejando que mis ojos se cierren mientras él sigue besándome por todas partes. Desliza sus manos por mi cuerpo hasta llegar a mi cuello, ahuecando e inclinando mi cara para que le mire. Siempre hace eso cuando me dice que me quiere. Abro los ojos y le sonrío.

—Te amo mucho.

—Yo también te amo. —Me inclino para besarle. Nuestras bocas se funden como dos mitades que forman un todo. Así es como me siento siempre con él. Dios, este hombre me ha dado todo lo que podía soñar. Todavía no puedo creer que sea todo mío. Un hombre que cree que yo puse la luna y las estrellas en el cielo. Me hace sentir que soy el centro de todo su mundo. No sabía que los hombres así eran reales. Me retiro, y él sigue sin soltar mi cara.

—Hay algo que tengo que decirte. —Entrecierro los ojos hacia él. A Jack le gusta soltarme pequeñas bombas de tengo algo que decirte. Desde que nos vamos a casar mañana hasta que la empresa de mudanzas recogerá tu piso mañana y traerá tus cosas aquí. Por cierto, soy el dueño del edificio, a la vez que dejó caer que los planos de la casa de nuestros sueños no eran sólo un plan. La casa de nuestros sueños estaba bien construida. A veces me vuelve loca, pero otra parte de mí adora lo emocionado que se pone.

—Estamos embarazados —dice, haciendo que me quede con la boca abierta. No, no puedo estarlo. Acabo de tener a los gemelos hace unos meses— No te asustes, mi pequeño monstruo. Renuncio.

Lo miró fijamente, sin encontrar aún las palabras. Me está diciendo que estoy embarazada y que va a dejar su trabajo.

—Bueno, no renuncio, sino que doy un paso atrás. Mi empresa puede ocuparse del día a día por sí sola, y yo puedo encargarme de proyectos especiales cuando quiera, pero aparte de eso, sí, lo dejo.

Se me humedecen los ojos y sé por qué lo deja. Es porque la primera vez que me enteré de que estaba embarazada -como ahora, también me informó entonces- me asusté con mi trabajo porque sabía que me sería difícil volver a trabajar después de tener un bebé. Luego me enteré de que eran dos bebés. Me convenció, pero nunca volvimos a hablar de ello. Probablemente piensa que voy a volver a enloquecer. No es así.

—No tenías que hacer eso —digo, poniendo mis manos en su pecho—. No voy a enloquecer. Lo prometo.

—Sólo quiero que lo tengas todo, y sé que te encanta enseñar.

—Lo hago —estoy de acuerdo—. Pero en ese momento, enseñar era todo lo que sabía, para lo que había pasado la mayor parte de mi vida trabajando, entonces te encontré. —Dios, parece que fue hace mucho tiempo, aunque no lo fue. Es difícil recordar la vida sin este hombre.

—Te encontré —corrige.

—Quiero decir, cuando me acosaste levemente.

—¿Cuándo? —se burla él, levantando las cejas— No sabía que había dejado de hacerlo. Simplemente me lo puse un poco más fácil.

Eso me hace reír de nuevo.

—No sé si volveré. Me ha gustado mucho ayudar con tus obras de caridad. Especialmente los programas de becas.

—Entonces es tuyo —dice simplemente, y yo le sacudo la cabeza.

—Nuestro —corrijo—. Me gusta ayudar a los niños de allí, pero también me gusta la libertad y, bueno, también quiero más. Estoy sorprendida de lo rápido que me he quedado embarazada otra vez.

—No lo hago. Sabes que no puedo quitarte las manos de encima. —Sé que no puede. Después de tener a los mellizos me daba un poco de reparo volver a tener sexo. Mi cuerpo no era lo que era antes. Nunca fui delgada, y el embarazo puso marcas adicionales en mi cuerpo.

La primera noche que hicimos el amor después de tenerlos, Jack había besado cada marca. Luego me dijo que quería poner más en mi cuerpo. Estaba claro que no iba a esperar. Realmente no debería estar sorprendida, tampoco. Jack siempre se lanza de cabeza a todo.

—¿Cuántos más quieres? —Acerco mi boca a la suya.

—Todas las que quieras.

—Tenemos tres habitaciones libres en la nueva casa.

Jack se mueve rápido, poniendo mi espalda en el sofá mientras se acerca a mí.

—Entonces será mejor que me ponga a trabajar. Porque lo que mi pequeño monstruo quiere, siempre lo tendrá. 



FIN

Golosinas De Halloween - ARWhere stories live. Discover now