Es curioso... como un día eres un estudiante de un colegio público, en una pequeña provincia, en el lugar menos conocido, al día siguiente estás entrenando a tus compañeros para que maten.
¿Adrenalina? ¿Miedo? ¿Terror? ¿Confusión? Quien sabe...
Des...
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Todos sus compañeros se encontraban entrenando cerca a los árboles, ya que estos le brindaban frescura debido a la sombra, las brisas también ayudaban. Lo que hacían no era de mucha importancia para Meli, mientras sigan entrenando y no la metan en problema, para ella estaba bien.
¿Aymar? Bueno, ella estaba con otro asunto lejos de allí, tenía otro “Entrenamiento” muy lejos de allí, como estará, no era de la importancia de muchos ya que si iba acompañada por los hombres de Ángel no iría demasiado lejos como para esconderse o escapar.
Meli miraba a su alrededor cuando por accidente enfoco la vista en 2 de sus primos, eran los que más le preocupaban, no quería que Ángel los lastimara.
Si algo les pasara… no se lo perdonaría, jamás, los 3 juntos habían formado recuerdos alegres y graciosos cuando estaban pequeños, pese a que se distanciaron los seguía queriendo.
Albert noto la preocupación su rostro, era su compañero de clase, pero ambos se querían como hermanos desde que comenzó el año.
Se acercó a ella para poder saber que era lo que la preocupaba y ver si podía ayudarla en algo, lo que más le preocupo era que la joven rascaba muy insistentemente su mano, cosa que mientras más cerca estaba la notaba más enrojecida.
—Amy.
—Melina por favor.
—Pero sabes que ese es tu nombre.
—Lo sé, pero prefiero desechar por un tiempo de ese nombre, solo será hasta resolver todo esto… —agacho la mirada.
Albert se sentía más preocupado por ella, lo poco que sabía de ella por el momento era que sus compañeros y amigos estaban la empezaron a odiar, no la querían perdonar, estaba cargando demasiado peso y buscaba excusas para darles tiempo hasta lograr escapar.
—Está bien… Melina, pero, ¿Por qué estas preocupada?
—No estoy preocupada, solo estoy pensando, todo esto… cambios y… el hambre más que todo, me esta abrumando.
—Entiendo, pero en tu mirada se nota la preocupación, sabes que somos como hermanos y me puedes contar lo que te pasa, así podre ayudarte.
—… —no podía simplemente hablar y contarle su trato con Ángel y lo que esto implica, tanto en ella, como en sus compañeros—si… lose…. pero esto no es algo tan fácil de decir o que se pueda contar a la ligera, mejor sigue entrenando, tarde o temprano tendremos que actuar…