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Había una forma segura de llamar la atención de Batman. Y era violando la ley.

Seúl ya no estaba inundada cuando Yoongi llegó a la ciudad, pero el lugar todavía goteaba oscuridad como siempre.

Yoongi llegó temprano en la mañana. A medianoche, estaba huyendo de un agujero en un techo de cristal, con un artefacto multimillonario entre sus garras.

Resulta que encontrar su sitio no fue tan difícil. Mientras drenaba el agua de mar de la ciudad, el Museo de Antigüedades de Seúl todavía tuvo tiempo de abrir una nueva exhibición de joyería. Esto incluía una gargantilla de rubíes y el híbrido inmediatamente decidió que iba a ser suya. Yoongi la agarró en su mano mientras corría por la azotea.

Detrás de él, la alarma de seguridad del museo chirriaba haciendo que sus orejas se contrajeran por el molesto sonido. Sin duda la policía se dirigía hacia allí, pero Yoongi fue más rápido. Corrió a través de tejados y escaleras de incendios hasta que encontró un lugar donde la policía no lo encontraría.

Pero cierto justiciero sí lo haría.

Yoongi presionó su espalda contra la pared y su aliento se le escapaba en volutas frías. Odiaba correr y el cuero de su traje se sentía incómodo en su piel. La luna llena bañaba el tejado plano de hormigón. El sonido de las sirenas era débil en la distancia y todo lo que Yoongi podía oír era su corazón acelerado.

Dirigió su atención a la segunda cosa más brillante en el cielo. La señal del murciélago era pálida en las nubes y había que entrecerrar los ojos para ver la forma de un murciélago. Pero estaba allí, y sin duda su destinatario podía verlo.

—Impresionante lo rápido que lo hiciste.

Como si con solo mirar la señal lo hubiera convocado, Batman estaba en el techo. Yoongi saltó al verlo. Su armadura casi se mezclaba con la oscuridad.

—El museo ha estado cerrado durante una hora.—dijo Batman mirando el collar que Yoongi sujetaba entre sus guantes—Y ya les ha fallado la seguridad.

—Su seguridad es bastante estricta. Simplemente soy bueno en lo que hago.

Batman se acercó varios pasos a él. El cuerpo de Yoongi estaba tenso. No estaba del todo seguro si él lo saludaría con una pelea o no. Yoongi todavía era una criminal. Batman todavía era un justiciero. Quién sabía qué haría cuando lo viera regresar.

Pero ni siquiera Batman parecía saber qué hacer. Su rostro permaneció pétreo, pero Yoongi pudo sentir en su compostura que algo andaba mal.

—Te fuiste a Daegu.

—¿Qué...?.

—¿Por qué has vuelto?.

Había un dejo de reproche en su voz que confundió a Yoongi.

—Daegu está seco como un hueso.—dijo Yoongi encogiéndose de hombros con indiferencia, decidiendo hacerse el desentendido, sin atreverse a preguntar cómo carajos sabía Batman que se había ido a Daegu. En cambio, levantó el collar. Sus gemas brillaron a la luz de la luna—Seúl es un desastre, pero es más divertido.

Batman lo miró con sospecha. No era una mentira completa, pero Yoongi no pudo evitar suspirar y dejó caer el collar a su lado. Su boca, más rápida que su mente.

—También vine a verte.—confesó

Batman lo miró fijamente durante un largo momento, evaluándolo en busca de mentiras. Sus ojos oscilaron entre él y el collar.

—Si quisieras verme. Hay mejores maneras que robar en un museo.

—Lo sé, pero esto fue más divertido.—se acercó a Batman y sus pasos resonaron en el cemento—Además, sé que estás ocupado patrullando a esta hora. Pensé que si quería llamar tu atención, tendría que hacer algo grande. Deberías de agradecerme ya que te estoy alejando de esos aburridos ladrones de gasolineras y matones callejeros.

[Kookgi]; DisturbiaWhere stories live. Discover now