Oportunidad desechada

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El tiempo transcurría y yo como tonta seguía perdida en mi mente, que difícil sería afrontar los días en esa institución. No era grato para muchas personas ver a famosos venir a buscar a sus jóvenes hijos, claramente al principio siempre es emocionante, incluso para algunos seguía siendo emocionante transcurrido cierto tiempo. Pero para mi no lo era, no me emocionaba la idea de ver a mi "crush" de mi adolescencia había tenido uno, claramente, como todas las personas en su edad de tonterías. Y no era otro que él joven hombre de bellos ojos, aquel chico que se había casado con una mujer 23 años mayor que él. Recuerdo la decepción que sentí al enterarme la noticia, en parte había demostrado ser diferente, pero de igual forma era triste saber que nunca podría tenerlo. Y ahora estaba viviendo en el mismo país que él pero eso no importaba, no ahora que el tenía dos bellas hijas.

Mire a Romy ella jugaba con la plastilina como los demás niños, parecían tan normales su aspecto angelical no era algo que pudiera dejar de lado aún así seguían siendo niños.

Me hinque sobre mis rodillas para así poder estar a la altura de las mesas que ellos utilizaban, miré cada una de las formas que estos realizaban, de alguna manera apaciguaban mis pensamientos.

-¿Seño esto está bien así?.-Cuestionó la niña de cabellos rubios a la cual sus padres le habían asignado el nombre Romy. Su voz era tan suave que apenas era audible. Le sonreí ante la forma del corazón rosa.- Es una figura muy linda.-La felicité con una sonrisa, tenía suerte de que la directora estuviera ocupada procurando que sus zapatos brillarán, de otra manera hubiera sido regañada. No estaba permitido que jueguen con plastilina fuera del horario de arte. Eso no me interesaba en lo absoluto merecían un incentivo antes comenzar a aprender, venir a estudiar de seguro no les agradaba a esa edad, después de todo eran casi bebés.

La clase transcurrió tranquila todos parecían entusiasmados con los juegos que había planteado. Cada uno de ellos se esmeraba en colorear las letras del cuadernillo de actividades. Estábamos cerca de la hora de la merienda, esta hoy no sucedería ya que para darle tiempo a los niños para acostumbrarse siempre se les daba menos horas de clases las primeras semanas. Los padres no tardarían en empezar a aparecer cosa que me preocupaba de cierta manera. No estaba lista para ver a Aaron y mucho menos a su esposa.

[...]

Poco a poco los padres fueron haciendo sus maravillosas presentaciones, todos tenían cierta gracia y parecían preocuparse por sus hijos, la mayoría no parecían arrogantes. Cuestionaban sobre el comportamiento de sus bebés, la emoción de los niños adornaba el lugar, simplemente deseaba durar en el trabajo. No había rastro de los padres de Romy hasta ahora, nuevamente estaban siendo impuntuales, vaya suerte si me lo planteo podría ser algo positivo... No tendría que verlos ahora aunque tenía un lado negativo, tendría que verlos.

El ruido producido por la puerta, captó mi atención alejando mis pensamientos. Romy se removia inquieta al lado de mi pierna, su vista permanecía fija en la entrada de la sala, allí frente a nosotras se encontraba su hermoso padre.

-Hola. - Saludó con cierto cansancio. Podía percibirse lo atareado de su día con solo verlo y eso que su trabajo no era del todo desagradable.

Me removí inquieta, no era normal que reaccionara así. Me temblaban las piernas, joder, ese hombre era la perfección encarnada y jodidamente estaba atada de manos. El soltó una risa, por lo visto había notado mi nerviosismo, claramente, era algo difícil de disimular. El agarre de Romy hacia mi pierna comenzó a parecerme extraño, la niña no se había despegado de mi, no era normal que los niños no se emocionaran y se abalanzaran hacia sus padres. Aaron se agachó para quedar a la altura de su hija y abrió ambos brazos, esperando que su hija corriera a abrazarlo cosa que no sucedió. Ahora fui mi turno de reír, no supe porque lo hice, de seguro se había visto descortés pero me había causado gracia. Me sentí avergonzada ante mis propios actos. Él me miró como si estuviera analizando mi rostro, no tardé mucho en cubrir mis mejillas de un rojo intenso.

-Soy Aaron.-Se presentó tendiendome la mano. Me sentí mareada en aquel momento, era algo casi increíble. ¿Cómo podía estar presentándose?, terminaría destrozada o al menos llorando en mi cama, como niña caprichosa a la cual le quitan su juguete preferido. Sí, justo así lloraría cuando el se fuera con su esposa. Su voz era tan bella, por momentos me sentí absorvida en mi adolescencia, en esos momentos en donde estaba perdidamente enamorada de él.
El carraspeo producido por él, me trajó nuevamente al mundo. Ni siquiera había aceptado su mano, Romy me miraba esperando que respondiera.-Soy Emma.-Mi intentó de voz firme fue un asco, debo admitir.

Tocar su mano fue lo único que me bastó para sentirme nerviosa nuevamente.

-Es un gusto.-Hizo una pausa, por lo visto pensaba mucho antes de hablar. - A Romy le agradas, ella no es de estar pegada a las personas.

Sonreí inevitablemente ante sus palabras. - ¿Es así Romy? - Cuestione mirándola sin borrar mi sonrisa, ella se limitó a asentir para posteriormente esconder su cara en mi pierna.

-Romy... Debemos ir a casa, mañana volverás a ver a Emma. - Aseguró su padre en un intento de convencerla de que se despegara de mi. Lo que debí hacer es tomar a Romy y entregársela a pesar de que esta llorase, pero no quería hacerla llorar, por un lado y por otro estaba pérdida en mis pensamientos que repetían una y otra vez la voz de Aaron llamándome por mi nombre. Era tan sexy. - Supongo que es inútil seguir intentado, ¿Emma nos acompañarias? prometo que luego te dejo en tu casa. - Las palabras de Aaron fueron tan dulces para mi y a la vez repentinas, a pesar de saber que era todo por la niña. La linda oportunidad desapareció de mis planes cuando recordé que Sarah quería llevarme a conocer a las demás. No sería bien visto que me fuera con un padre por el capricho de una niña. Suspiré con resignación era hora de hacerme cargo de la situación. Yo era una maestra y no podía seder ante un niña.

-Romy, mañana pasaremos más tiempo juntas, ahora tengo algunas cosas que hacer... No puedo irme contigo, pero si le haces caso a tu papi mañana te prometo que estaré todo el día contigo. - Le dije colocándome a su altura para poder verla directo a los ojos, ella asintió con cierta duda. Me sentí una idiota al rechazar la oferta pero no tenía opción, sin duda terminaría llorando.

Romy se separó de mi para tomar la mano de su padre, el me sonrió agradecido y se despidió con un beso en la mejilla. Me quedé pasmada en la puerta, no era algo que esperase pero sin duda me hacía muy feliz... Aquel exquisito contacto, ese pequeño roce sin duda era el comienzo de mi tortura.

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¡Hola! Bueno me he tardado esta vez :( lo siento
En verdad estoy intentado ponerme al día con las historias, pero se me hace algo complicado. Espero les guste este capítulo, el próximo será más largo. ¿Alguna quiere ser una maestra en la historia? De ser así háganme saber.
Gracias por leer < 3

Ordinary girl || Aaron Taylor Johnson ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora