Entrenamiento

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La joven asesina cayó de nuevo, envuelta en un manto se sus propios ropajes cubiertos de su propia sangre. Portaba con honor el símbolo carácteristico de su credo el cual había sido manchado con su sangre. El charco con cada caída se hacía más grande. Alzo la mirada solo para ver la figura tan tenebroso de aquel hombre que la estaba entrenando, un caballero que trataba de enseñarle todo lo que sabía sobre el combate cuerpo a cuerpo. Se había acordado dejar de lado las hojas ocultas para hacer de ese un escenario más realista. El caballero le dió la mano a la asesina, la cual solo pudo ver cómo la cruz de la capa de su entrenador brillaba con la luz del atardecer, aún le chocaba bastante tener que estar con un miembro de la orden templaria, y más por necesidad.
El templario río de forma sarcástica ante las reacciones de la chica con la cruz. Se fue al borde de la arena mirando el atardecer.

—La guerra siempre cambia, ¿No, asesina?.

—Supongo que así es... Pero las treguas son temporales.

Dijo la chica acercándose a mirar aquella hermosa vista. A diferencia de ella, su entrenador no tenía más que algunas heridas profundas. La chica suspiraba, hasta que el hombre hablo una vez más.

—¿Que crees que nos quede después de todo esto?.

—Poco, o nada más que la vida.

Expresó la joven asesina de forma sincera mientras miraba al templario.

—Es una pena que después de todo esto volvamos a ser enemigos, me empiezas a agradar.

—Lo más probable es que después de esto, tu orden y tú sean los primeros que busquemos.

Se clavo un silencio en la arena bastante estremecedor, la asesina nisiquiera sabía por qué lo había hecho. El caballero se retiró con una frase.

—Te estaré esperando a ti en ese caso.

Se marchó de ahi como lo había hecho de costumbre, pues el día siguiente volverían para entrenar. Esta clase de conversaciónes se volvería rutina con el paso del tiempo.

Por el credo.Where stories live. Discover now