Hiruma y Sena se enamoran como una canción de amor.
(Esta es una colección de drabbles inspirados en una lista de reproducción en modo aleatorio).
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Los personajes le pertenecen a Riichiro Inagaki y Yūsuke Murata.
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—Jodido chibi, deja de hacer eso —él gruñe, mirándolo con molestia y... ¿Vergüenza?
(No. Hiruma Yoichi no se avergüenza, claro que no).
—¿H-hacer qué cosa, Hiruma-san? —preguntó con confusión Sena.
El adolescente bajito se da vuelta y la expresión enojada del mariscal de campo desaparece de inmediato. Maldijo mentalmente a esos jodidos ojos marrones expresivos, al tierno rosa en sus mejillas, los pequeños y suaves labios y esas piernas doradas que deberían estar envueltas alrededor de su cintura mientras él lo embiste hasta convertirlo en un desastre.
Hiruma odia la manera en que el chico controla sus emociones, moviéndolo a un ritmo desconocido. Obligándolo a comprender lo que está sucediendo con su maldito corazón. Sin embargo, no lo hace con malicia, él es jodidamente ajeno a sus ocultos sentimientos.
Agh, esto es una mierda. Y ni siquiera está seguro de que Sena le dé una oportunidad.
El rubio chasquea la lengua y sale de la casa club, sin responderle a su corredor.
Sena solamente se quedó mirando a su capitán, sorprendido por el carmesí en las orejas de Hiruma.
Tal vez no le era tan indiferente a Hiruma como él pensaba.
Sena esbozó una sonrisa por la pequeña esperanza.
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