Monstruo nocturno

13 2 0
                                    


.
.
.
.
.

Ya era muy tarde y la hora de dar paso a "Día" llegó; justamente venía bajando del cielo tan resplandeciente como siempre tomado de la mano de su amada, de su sol.

Ambos tenían pieles con un brillo que te podía segar, unos cabellos preciosos y un amor único e imposible de romper.

--Joven Bokuto, veo que aún sigue por aquí -dijo a lo lejos un rubio, el tan aclamado dios del gran cielo azul.

--Ya estaba por irme, solo vigilaba el sueño de un pequeño híbrido que conocí -dijo, mirando en dirección al hogar del lobito pelinegro.

Ukai, como su esposa lo nombró, pudo notar un brillo especial en esos ojos dorados. Conocía bien esa expresión ya que así mismo miraba a su bello sol.

--Cuidado -habló tranquilamente captando la atención del bicolor - La vida de los mortales es muy corta para nosotros.

--Lo sé, pero ese chico es especial, como te dije es un híbrido y ellos viven más que un simple humano.

Ukai solo negó lentamente con la cabeza mientras miraba a su buen amigo teniendo su primera ilusión.

--Un consejo -habló el astro, la mujer de cabellos negros mientras se acercaba para tomar las manos de «Noche»- Disfruta cada momento al lado de esa persona especial, protegela, cuídala… quierela. Tú a mí no me engañas muchachito, por algo no te conozco hace milenios.

Bubu la vio extrañado un par de segundos hasta que se dio cuenta de lo que la mujer le trataba de decir.

Se despidieron y cada quien tomó su caminó.

Bubu volvió a los cielos recordando lo cerca que tuvo a ese lindo híbrido, recordando sus expresiones, ese bello sonrojo, su cálida sonrisa, esos dos zafiros tan preciosos que siempre lo miraban con una chispa de timidez y su abrazó… Era muy adorable, lástima que los de su especie no lo sepan valorar.

Las horas pasaron y su tiempo llegó, bajo tocando las nubes esponjosas viendo cómo todo estaba tan pacifico como siempre a excepción de un lobo que corría en sus cuatro extremidades con miedo en su mirada y que al verlo se detuvo a esperarlo.

--¿Qué te pasó Aka? -dijo tocando el hocico del animal.

Akashi solo cerró los ojos ante el cálido tacto antes de volver a su forma humana y abrazarlo.

--¿Qué te pasó? -volvió a preguntar mientras abrazaba al azabache de la cintura.

--Es mi manada, me está exigiendo cachorros o exiliará a mi familia. Y no sé qué hacer. También notaron que sigo sin una marca y eso es aún peor -el bicolor no sabía mucho de las reglas de su manada, pero comprendía la gravedad de la situación- Y también… El alfa con el que vivo entró en celo… No quiero volver, he estado vagando desde la mañana.

--Calma, ya estás a salvó -acarició la cabellera negra hasta sentir como su cuerpo se relajaba.

--Por ahora no creo que fastidien, saben cómo soy y no se arriesgarán a salir perdiendo conmigo. Daishou puede irse con su verdadera pareja, pero mis padres…

Akashi dejó de hablar cuando sintió las manos de su bubu en sus orejas e inconscientemente comenzó a votar esas dulces feromonas que terminaron relajando también al de cabellos parados.

--Acuéstate un momento, deja tus problemas atrás, eres fuerte y sé que podrás salir de está, aunque no sabes cómo me gustaría ayudarte, pero no puedo. Solo salgo un momento y te veo, pequeño lobo.

Keiji aún no se acostumbraba del todo a sentir como todo su ser se ponía tan dócil al ver esa piel morena junto a él.

Si esos viejos de su manada conocieran a bubu tal vez no seguirían asustando a los cachorros de la forma en la que lo hacen. Si supieran los muy idi0t4s que bubu es todo lo contrario de lo que imaginan.
No es ningún monstruo aterrador que te mata sin pensarlo, él es todo lo contrario bueno, amable, alegré, energético, un poco miedoso y despistado, pero siempre es tan cálido y reconfortante el estar con él.

Simplemente con aspirar su tenue aroma a hojas frescas… ah… era todo lo que ese lobito siempre necesito a su lado.

Bubu se sentó de rodillas en el pasto esperando a que el pelinegro lo imite y así lo hizo, al final terminaron echados en el pasto jugando con sus manos y juntandolas de vez en cuando.

--Bubu… -llamó el híbrido.

--Dime.

Era ahora o nunca, se miraron a los ojos quedando frente a frente, el cuerpo del híbrido templaba débilmente y su corazón insistía en amar a ese chico con orbes dorados. Estaba seguro de concordar con su lobo interno ya que, ¿Entonces qué hacía ahí si estaba en desacuerdo? No, estaba en lo correcto.

--Te quiero, bubu -hablo con un encantador rubor en sus mejillas- Me vale mi3rd4 que seamos diferentes, eso no hará que cambie de parecer.

El bicolor se sonrojo a más no poder ya que recientemente descubrió que él también sentía algo muy especial por ese Omega.

--No te importa que yo no sea un alfa, uno que merezcas realmente. Conmigo no podrás tener cachorros en un futuro.

--Tonto -le golpeó con suavidad el pecho- No me importa nada de eso.

Se acercó más al cuerpo del otro y restregó su mejilla en el hombro del más alto, ya que así es como un Omega corteja a quien será su pareja, pero al tratarse de bubu tendría que inventar otras maneras de demostrar su interés hacia él.

--En ese caso Aka, yo también te quiero.

La cola azabache se mecía frenéticamente de un lado a otro sin creer que sus sentimientos fueron aceptados con éxito.

Libero feromonas de alegría mientras se trepaba encima de su bubu y se acurrucada en ese manto oscuro que siempre traía sobre su cuerpo para comenzar a ronronear y sentir como era abrazado.

--¿Quieres quedarte así o damos una vuelta como siempre? Aunque no me molestaría si quieres retenerme de esta forma -habló divertido por ver como las orejas azabaches se paraban y se movían algo inquietas.

--Quiero llevarte a un lugar, a un gran árbol al que todas las tardes voy -se paró y tomó distancia para mutar a su piel animal.

--Al parecer está algo alejado -el lobo movió un poco la cabeza en negación- Entonces tienes prisa -acostándose sobre su estómago, Akashi espero a que el peligris lo montará ya que el lago era uno de sus lugares favoritos y quería mostrárselo.

Cuando el peligris se subió a su lomo el gran lobo corrió a toda velocidad, saltando algunos pequeños arroyos y esquivando árboles que crecían en medio de la nada hasta llegar a la hierba alta donde a cada paso que daba el animal miles de luciérnagas salían volando causando un hermoso paisaje ante los ojos del bicolor.

:
:
:
:

Amor nocturno (Bokuaka) [Adaptación]Where stories live. Discover now