Prólogo: La Caída de la Bruja Sangrienta

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PRÓLOGO: LA CAÍDA DE LA BRUJA SANGRIENTA


—¡Quémenlo!

—¡Muerte a la Bruja Sangrienta!

—¡Muere!

—¡Quemen a la Bruja!

Evyavan Walpurgisnacht caminaba con la frente en alto, ignorando el hecho de que su rostro, lo que alguna vez lo coronó como el doncel más hermoso del continente, estaba destruido al igual que su cuerpo.

Su piel no era brillante ni sedosa, estaba seca y llena de cicatrices y suciedad. Su espalda era un canvas de latigazos, sangre aún resbalando de su esquelética espalda. Sus pies, descalzos, estaban sangriento, dejando huellas de sangre en cada paso. Y caminar dolía como si estuviera caminando sobre cuchillas. Sus manos, alguna vez suaves y dignas de un noble, estaban esposadas, llenas de moretones y cicatrices, sus uñas prácticamente inexistentes. Sus piernas, alguna vez blancas y lampiñosas, estaban llenas de moretones y lo hacían cojear de una forma que revelaba que jamás podrán a volver a ser lo que eran antes.

Sus delgados y rosados labios estaban púrpuras, llenos de sangre y secos al no haber tenido agua por los últimos dos días, y se le era incapaz de usar su magia para tomar agua del aire. Su pequeña nariz estaba torcida y rota, sus mejillas estaban llenas de moretones y su rostro estaba hinchado e irreconocible, no solo por los moretones, pero por la quemadura hecha por un mago de fuego que tomaba la mitad de su rostro, creando terribles cicatrices en un lado de su rostro hasta incluso borrarle la ceja.

De su cuerpo, aquel que alguna vez había sido motivo de envidia para muchos donceles, no quedaba mas que la sombra de lo que alguna vez fue, esquelético y débil. Las costillas se podían contar, y su rostro se veía muy demacrado. Toda la carne saludable había desaparecido.

Y lo que más enorgullecía a Evyavan, su cabello dorado y ojos carmesí de la Familia Walpurgisnacht, se encontraban destruidos. La cabellera dorada y ojos carmesí eran rasgos puramente Walpurgisnacht, su padre, Kasis Walpurgisnacht, igual tenía corto cabello dorado y ojos como la sangre. Su madre, Ymir Walpurgisnacht, había sido un doncel de hermoso cabello negro y ojos azules, y sus genes fueron los más fuertes dado a que sus hermanos heredaron más de su madre que de su padre, todo lo contrario a Evyavan, la copia de su padre versión doncel.

Ser el único de los niños Walpurgisnacht en tener ambos rasgos de cabello dorado y ojos rojos fue cuestión de orgullo para Evyavan. Tenía la magia de fuego que los cacterizaba, y era el único en portar ambos rasgos de la familia. Era lo único que podía hecharle en cara a sus indiferentes y fríos familiares.

Y aquella cabellera como el oro alguna vez fue su mayor orgullo, alguna vez fue una cabellera sedosa y brillante tan larga que casi le llegaba a las rodillas y estaba siempre en hermosos y nobles peinados causantes de miradas y envidias. Ahora, no quedaba nada de ese pasado. Su pelo, aunque tan largo como para poder arrastrarlo por el rocoso suelo, estaba todo enredado y enmañarado. Estaba opaco y se veía marrón por toda la suciedad.

Ni siquiera su otro mayor orgullo, sus ojos carmesís, parecían brillar. Sus ojos alguna vez habían brillado en poder y orgullo. Nada ni nadie podía hacer que Evyavan Walpurgisnacht bajara su cabeza o su mirada. Su pelo dorado y sus ojos carmesí eran un orgullo que le enseñaba al mundo. Sin embargo, ni estos parecían poder brillar después de todo lo sufrido. Evyavan no bajaba su mirada o su cabeza, pero no significaba que no estuviera derrotado. Tal vez por eso no sentía el dolor de las piedras y las frutas podridas impactando en su cuerpo.

No quedaba nada del noble y orgulloso Evyavan Walpurgisnacht.

Más eso no significaba que iba a olvidar esto tan fácilmente. En su mente grabó los rostro de cada uno de los comunes que le atacaban. Se encargó de recordar sus rostros y sus facciones. Se encargó de maldecirlos y jurar que jamás olvidaría tal ofensa, aún cuando estaba a punto de, seguramente, ser condenado a la muerte. Conste que jamás se dijo que Evyavan era un ser misericordioso. No perdonaba y no olvidaba. Y si por alguna razón perdonaba, no eran más que mentiras, porque Evyavan jamás olvidaría una falta hacia su persona.

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⏰ Last updated: Mar 11 ⏰

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