– Gracias Regina –abrazo a Regina unos cuantos segundos. 

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Durante el resto de la tarde Regina se la paso con Snow para evitar quedarse un segundo a solas con sus pensamientos, sabía que terminaría peor, esos pensamientos intrusivos con respecto a su relación con Maléfica eran demasiados para lidiar con ellos sola. 

– Mi Reina -Leopold se acercó a ellas, las dos estaban en los establos, Regina estaba ayudando a Snow a cepillar su caballo–. Snow me ha dicho que esta noche dormiras con ella. 

– Así es mi Rey, creo que sería bueno para fortalecer nuestra relación. 

– Entiendo –agarro a la menor por el brazo alejándose de Snow–. solo espero que estos días que este lejos no vuelva a ocurrir ningún incidente como la última vez. 

– Se lo prometo mi Rey, no volverá a ocurrir. 

– Mejor así, no quiero tener que deshacerme de ti, mi bella y joven esposa –cuando intento besarla la morena corrió la cara evitando el beso. 

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Maléfica se paso toda la tarde pensando en lo que había pasado con Regina, sabía que no debió reaccionar tan molesta, ella solo estaba interesada en conocerla más. Además sabía muy bien que la menor no estaba buscando molestarla, solamente estaba actuando como una pareja normal. 

El desencadenante entre Stephan, Briar Rose y ella, todavía era molesto e incómodo para ella, nunca había hablado sobre ello con nadie, quería confiar en Regina y contarselo. 

En cuanto anochecio apareció dentro de la habitación de Regina, necesitaba hablar con ella como sea, en cuanto lo hizo noto que la morena no estaba en el lugar y a un lado desparramado por el piso estaba el librero. 

Dio un golpe con su cetro en el suelo haciendo que todos en el castillo cayeran en su hechizo. Salió de la habitación intentando seguir el rastro de Regina, realmente no era muy difícil, solo seguía su intuición.

Observó la puerta de madera que se alzaba frente a ella, dos guardias estaban tirados en el piso a ambos lados de la puerta, cuidando el lugar. Empujo despacio para abrirla y avanzó. 

Cuando lo hizo logró divisar en la gran cama a Regina durmiendo abrazada a Snow, protegiéndola y cuidándola. 

– Gina –paso una de sus manos por su mejilla para despertarla–. Linda, despierta por favor –la vio empezar a despertarse, completamente confundida–. hola. 

– ¿Mal?, ¿qué haces aquí? 

– Ven, sígueme –la morena dudó un segundo, pero terminó por asentir, se separó despacio de Snow, asegurándose que no se despertara y tomó la manos que Maléfica le tendia–. shhh, todos estan bajo el hechizo. 

– ¿Qué estamos haciendo? 

– Solo sígueme, vamos. 

Las dos corren por los pasillos, Regina sonríe al ver a los guardias inconscientes en los pasillos, mientras sigue a Maléfica quien tira de ella hasta su habitación. Una vez ahí la morena se vio empujada contra la puerta y sintió los labios de la rubia sobre los suyos. 

– Espera Mal –se separo un poco de ella. 

– ¿Qué pasa? 

– ¿Qué pasa?, esta mañana me fui de tu Fortaleza porque no quisiste hablar conmigo y ahora estás aquí, besándome. 

– Esta bien, debo disculparme contigo por eso, no debí reaccionar mal. 

– Solo quiero conocerte, estamos juntas. 

– Lo se, reaccione mal contigo, te amo, perdóname por favor. 

– No huyas de mi. 

– No lo haré te lo prometo, ¿me dejas besarte mi amor? –la menor asintió y fue el momento perfecto para que Maléfica la besara. 

Se separaron después de unos segundos y la rubia dejó un pequeño beso en la frente de la menor. 

– ¿Puedo saber que paso aquí? –señaló el librero. 

– Amm… creo que mi magia se descontrolo un poco. 

– Gina. 

– Estaba molesta. 

– Deberíamos trabajar en ello. 

– Lo sé, no puedo seguir perdiendo el control con mi magia. 

– Pero antes, me gustaría hablar contigo –tomó sus manos y dejo un beso en sus nudillos–. quiero contarte lo que pasó entre Stephan, Briar Rose y yo. 

– Espera Mal, no quiero que te sientas presionada para contármelo. 

– Lo sé hermosa, quiero contártelo –junto sus labios varios segundos. 

Mi enorme dragón..Where stories live. Discover now