Nick también parecía impaciente con la situación, algo desesperado me atrevo a decir. Miles de veces me había preguntado que tipo de relación tenía su padre con el mío, pero yo la verdad que no tenía idea.

Hoy me encontraba limpiando como siempre, cuando vi que llegó Stéphane con unas bolsas enormes bajo sus ojos, y con una pinta asquerosa, como si no hubiera dormido en días. Me miró como si quisiera asesinarme, y me desesperé. Quise salir corriendo, pero no podía. Las piernas se me habían entumecido, las manos me temblaban, incluso casi se me cayó el plato que estaba secando.

Sospechaba que sabía algo, y esa idea me hacia doler la panza como si me hubiera comido una bolsa llena de pistachos. También me dolía del asco, le tenía tanto desprecio que tuve que contenerme para no partirle el plato en la cabeza.

Me miró de arriba a abajo, primero con desprecio y asco, y después con una cierta nostalgia, como si hubiera visto algo en mis ojos que le trajera recuerdos horribles. Y como siempre, yo no entendía una mierda. Bajé la mirada cuando sentí que ya no podía sostenérsela, y pasó por al lado mío casi corriendo, huyendo de la situación.

No entendía una mierda. Podía esperarme que me daría una paliza, que me escupiría, que me mataría a patadas por haber corrompido a su hijo y por ser la persona que más odiaba en el mundo, pero no. Lo único que hizo luego de ponerse pálido, fue salir por la puerta como si nada.

Nick:

Me encontraba en mi cuarto arreglándome para empezar el día. La idea de no tener a mi padre rondando me daba la libertad para ser yo mismo, y eso me gustaba. En parte también tenía miedo, sabía que mi padre no era imbécil y que no tardaría mucho en darse cuenta de que algo me pasaba con Charlie. Porque si, me gustaba y mucho, y eso no se podía ocultar lamentablemente. Quería proteger a Charlie, de verdad quería. Incluso había llegado a pensar en huir con él, no importaba a donde. Cualquier lugar sería mejor que este, donde no pudiéramos ser libres.

Por un momento había olvidado a mi padre, había borrado su existencia porque estaba concentrado en pasarla bien con Charlie. Él tenía algo especial, algo que me hacía olvidarme de mi situación de mierda, aunque sabía que los dos la estábamos pasando fatal, su compañía me hacía bien. Todavía no sabía que sentía, sabía que no estaba enamorado de él porque era muy pronto para eso, pero si me encantaba pasar tiempo con él, tenerlo cerca, reírnos de cualquier estupidez, besarnos hasta que nos dolieron los labios, no sé, simplemente me encantaba. Nunca me había pasado algo así, entonces no sabría definir que tipo de relación teníamos, pero estaba claro que quería más, mucho más de él.

Pero, como si la vida me odiara (eso seguro), en el momento en que salía a buscarlo con una sonrisa de oreja a oreja, me encontré a mi padre con una cara de psicópata que pocas veces le vi. Me miraba como si quisiera matarme, y seguro así era. Tragué saliva con dificultad, y respire profundo.

—Pap— me interrumpió soltando una gran carcajada. Hasta acá podía sentir el olor a alcohol insoportable que tenía, parecía como si se hubiera bebido una botella entera de whisky.

—¿Papá? —Seguía riendo como un loco. Tenía miedo, mucho miedo. Cerró la puerta de un portazo y le puso el seguro. Por un momento pensé en saltar por la ventana pero seguro me rompería un hueso. Me quedé quieto. Pocas veces había tenido tanto miedo. —Que asco me das, mi único hijo, un maricón asqueroso, no lo puedo entender...— se empezó a reír como un loco. —Es mi culpa, carajo, es mi culpa. Tendría que haberte matado a trompadas cuando me dijiste que te gustaba un compañero de jardín, cuando apareciste con las uñas pintadas... — yo no me acordaba de nada, tampoco tenía ganas de ponerme a pensar en ello, tenía que pensar una forma de escapar... —Podía esperar lo que fuera de vos, pero esto... Esto no. No puede ser. Vos no podes hacerme esto.— caminaba de un lado a otro, desesperado. Me estaba poniendo demasiado nervioso. Volví a pensar la idea de tirarme por la ventana, si total de todas formas me mataría. Tenía los ojos rojos inyectados de odio, podía sentir sus dientes crujir por la fuerza con la que los apretaba. —Y con un Spring... ¿Por qué esos desgraciados tienen que joderme la vida? — miraba a la nada, como perdido. Se quedó unos segundos así, con los ojos... ¿Llorosos? No tuve mucho tiempo de analizarlos porque enseguida vino corriendo hasta mí, agarrándome el cuello con una fuerza sobrehumana. — ¡Hablá, cagón! ¿¡Por qué me hiciste esto!? ¿¡Acaso no había una puta mujer capaz de captar tu atención, eh!? ¡Te consigo a la que quieras! ¡Cualquiera! Pero vos no vas a ser maricón, no lo voy a permitir. — me estaba quedando sin aire. Me iba a matar, de eso estaba seguro. Tenía que pensar en algo rápido, muy rápido. Pero, ¿en qué? No podía revelarme contra él porque saldría perdiendo, o peor, se las agarraría con Charlie. La vista se me nubló por unos segundos, veía manchas negras por todos lados, sentía un hormigueo asfixiante en la garganta, me iba a matar, tenía que pensar algo... Algo...

Everything has changed || Heartstoppper.Kde žijí příběhy. Začni objevovat