✨️Tu Luz

204 19 1
                                    

Eran las 6 y 45 am, la alarma del celular ya esta sonando haciendo que el joven que se encontraba acostado en la cama despertase perezosamente.
Su nombre es Park Jimin, tiene 18 años y está en el final del primer trimestre de su primer año en la universidad.
Él de por sí se considera una persona amable y cariñosa, honesta y que siempre ve lo bueno en las cosas, su positividad y entusiasmo lo hacen ver más lindo, o almenos eso dice su madre.

Entreabriendo sus pequeños ojos color caramelo, estiro su brazo y tomó el celular apagando la alarma.
Luego se levantó y comenzó a hacer la rutina de siempre.
Primero el desayuno, luego alistarse y salir al minimarcket de la parte de abajo del edificio donde vive; aunque fuese de 10 pisos y pareciera grande, en realidad su apartamento en el 7 piso era bastante pequeño.
Llegó a la tienda, saludó a la dueña y pidió lo de siempre.

- Hola señora Yen, tiene los bollitos dulces de frutilla? -
Pregunto Jimin con una sonrisa tímida

- Sí, aquí están pequeño -
Así le extendió una bolsa pequeña de color marrón la cual Jimin agarró con cuidado

- Muchas gracias,
también tomé del congelador la caja de leche con chocolate -
Dijo mientras señalaba el aparato refrigerador

La señora Yen asintió con la cabeza mientras le sonreía.

- Bueno, muchas gracias señora Yen, debo irme! -
Se escuchó gritar a Jimin mientras se iba corriendo de la tienda, luego de pagar, para poder alcanzar el trasporte que lo llevaría a la universidad

Al llegar Jimin tuvo todas sus clases hasta las 2 de la tarde, cuando comenzaba su trabajo como asistente en la biblioteca; él se encargaba de ordenar los libros en su lugar correspondiente y de ayudar a otros alumnos a encontrar el que necesitaran. A él le gustaba hacer eso, ayudar, se sentía útil.
Luego de una hora y media en la biblioteca, el chico sale en dirección opuesta a la calle por la cual llegó a la Universidad y llega hasta un estudio de baile. Allí él practicaba danza contemporánea desde los 12 años; esa era su mayor pasión, además de tener el sueño de poder cantar profesionalmente algún día, aunque él no creía que tuviese una linda voz.

Al finalizar la clase, Jimin se dirige hacia una parada del trasporte público para así poder llegar al hospital principal del barrio.

¿Porqué Jimin va a un hospital?...
Acaso no se siente bien de salud?

Pues el joven, desde sus 16 años siempre iba al hospital, su frecuencia en asistir era constante, sin faltar ningún día y esto se debía a que su madre, a diferencia de él, sí estaba gravemente enferma. Ella antes estaba bien, pero una variante del Covd-19 hizo que quedara internada hasta el día de hoy.
Ella no mejoraba ni empeoraba, solo estaba en un estado neutral.

Al llegar al hospital, Jimin sube por el ascensor y llega al piso donde se encuentra la habitación de su madre; él camina hasta allí y entra, viendo como el rostro de su madre se ilumina al verlo.
Para el joven, ver a su madre así le daba esperanza y tranquilidad.
Entonces procede a sentarse en la cama, bien pegado a su madre y le da un abrazo.

- Mmh... Te extrañé mamá -
Dice mientras hace puchero con sus esponjosos y sedosos labios

- Yo también te extrañé mi
niño hermoso -
Dice su madre mientras en ese abrazo acaricia el pelo color negro azabache de su hijo

Jimin levanta la mirada y sonríe
- Ah, mira lo que traje -
Toma su mochila y de la misma saca la pequeña bolsa marrón

- Esos son bollitos? -
Pregunta su madre

- Sí, los traje para ti -
Dice Jimin mientras saca uno de la bolsa, lo parte por el medio y le alcanza un pedazo a su madre

Así comieron los bollitos y charlaron sobre las cosas del día.
Para Jimin esos momentos compartidos con su madre eran hermosos, aunque solo fuese una merienda, para él eso era muy importante; ya que tenía miedo de saber que pasaría con su madre en el futuro, porque era ella su única familia, Jimin no tenía a nadie más.

OMEGA DE OROWhere stories live. Discover now