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Los días pasaron en una vorágine de cosas nuevas que sorprendió a Hermione

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Los días pasaron en una vorágine de cosas nuevas que sorprendió a Hermione.

Conoció a Leah cuando Nikki la llevó a uno de sus desayunos sin previo aviso en su casa. Era una joven de melena corta y oscura cuya seriedad contrastaba con el carácter ligero de su prometida. Pero le dedicó una sonrisa amable cuando se presentó y la bruja se dio cuenta de que todo su rostro se suavizaba cuando miraba a Nikki.

Fue a cenar a casa de Emily y Sam tal y como prometió donde conoció al resto de chicos que no pararon de lanzar bromitas mientras miraban a Jake o a ella. Estaba segura de que Jake les habría clavado el tenedor en el ojo si no fuera porque Emily les ordenó que se comportaran o se quedarían sin postre.

Después de la cena mientras todos recogían los platos, Jacob le sugirió dar un paseo a lo que ella accedió encantada, la cena había sido divertida pero se sentía como cuando lo hacía en la casa de los Weasley, demasiada gente con una energía demasiado alta.

-En Londres no se ven tantas estrellas. –murmuró con la vista alzada al cielo mientras caminaban por la playa. Miles de titilantes lucecitas estaban sobre ellos y una luna creciente iluminaba sus pasos.

-Es lo bueno de vivir tan cerca de la naturaleza. Cuando estás fuera echas de menos los árboles, el mar, el viento...–Jacob cogió aire soltándolo con un suspiro de satisfacción. –Incluso los olores.

Hermione lo miró mientras se abrazaba a sí misma. A pesar de que los días se estaban alargando las noches eran frías y su chaqueta apenas la protegía de la demasiado fresca brisa marina.

-¿Te fuiste durante mucho tiempo? –quiso saber con curiosidad.

-Dos años. –Hermione se mordió el labio inferior, reteniendo la pregunta que tenía en la punta de la lengua. En el rostro de Jacob se formó una sonrisa ladeada. –Puedes preguntar por qué, tranquila.

Hermione se sonrojó ante lo evidente que había sido.

-No tienes que contármelo si no quieres.

Los enormes hombros de Jacob se encogieron bajo su camiseta. Realmente parecía no sentir frío nunca.

-Tenía el corazón roto. Necesitaba lamerme las heridas lejos de aquí.

La castaña se arrepintió inmediatamente de haber sido tan curiosa.

-Lo siento, no quería entrometerme en algo tan personal.

Jake negó, restándole importancia con una sonrisa relajada.

-Ella eligió una vida, yo elegí otra. Me costó un tiempo entenderlo pero mereció la pena el sufrimiento.

Los pies de ambos se pararon. Hermione podía escuchar el mar a su espalda mientras lo escuchaba.

-¿Por qué mereció la pena?

-Todo ello me trajo hasta...aquí. -aunque parecía querer decir otra cosa acorde a la intensidad de su mirada.

Colisión de mundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora