🪷Capitulo 1🪷

76 8 19
                                    

PRIMERA PARTE DEL LIBRO

Octubre 2010

Chase, Tina y yo estábamos sentados tranquilamente en el banco del jardín de mi casa. Nada extraño, esto era lo que hacíamos casi todos los días. Sentarnos en el banco que hay en el patio trasero de mi casa, mientras vemos a mi hermana mayor y sus amigas dar grititos alrededor de unas cartas con las que jugaban a adivinarse el futuro.

No es que mi hermana y sus amigas fueran mucho más mayores que nosotros, porque no era así, nosotros teníamos diez años y ellas doce, pero se pensaban que eran la élite de la adultez. Dos maravillosos años de nada nos separaban, y eso la daba a mi hermana el privilegio de creerse más madura y más todo que nosotros.

¿Por qué?, porque nosotros seguíamos inventando un país imaginario en la mente, en el que todos sus habitantes dependían de nosotros para seguir vivos, o, persiguiendo hormigas con lupas a ver si conseguíamos que se quemaran. Cruel, lo sé, pero en Anchorage tampoco es que pudiéramos hacer mucho más, y menos llegando el invierno.

Me había pasado todo el verano con el abuelo Walter, Chase y Tina haciendo submarinismo. A estas alturas los tres dominábamos el arte como auténticos profesionales, aunque claro está, las trabas de ser menor de edad eran demasiadas y para cualquier cosa sin importancia, nuestros padres tenían que firmar el consentimiento.

Bueno, era un mal menor, y más si tenemos en cuenta que mi abueno nos llevaba a diferentes puntos con su barco y se zambullía con nosotros para tenernos controlados y vigilados, y bueno, nos llevaba atados por la cintura con una cuerda naranja que se veía a una distancia extremadamente larga.

Si, era la mejor idea para que no nos perdiéramos, porque creerme cuando os digo que bajo el agua todo se ve de una manera totalmente diferente. Todo es mucho mejor.

—¿Quién es esa? —mis ojos se paran de golpe en la chica castaña que se sentaba al lado de mi hermana.

—Se llama Aura. Creo. Es la nueva de la clase de mi hermana.

Tuerzo la nariz al decir esas palabras. No es que ser el nuevo sea algo malo, es que mi hermana tenia demasiado claro que no quería ampliar su círculo social y mi madre la estaba obligando, cosa que me encantaba porque disfrutaba viendo cierto sufrimiento en Kylie mientras yo me libraba de cualquier plan malévolo que pudiera tener mi madre.

—Pues parece que no viene sola.

Mi cabeza va sola hacia donde Chase mira. ¿Quién era ese? Había aparecido de la nada en mi jardín un niño de pelo negro, ojos grandes y pardos y delgado. Casi tanto como Chase. Llevaba un chándal con rodilleras de las tortugas ninjas y se estaba entreteniendo en dar pequeñas patadas a la hierba que crecía en el pasillo lateral de mi casa.

—¡Hola! —el codazo en las costillas de Chase no se hace esperar y su queja tampoco. Ni que tuviera demasiada fuerza como para hacerle daño —. ¡Ay!, Dessa me has hecho daño.

—¿Para qué le llamas?, ahora va a querer juntarse.

—¡De eso se trata lista! —Chase comienza a hacer aspavientos con las manos como si todo lo que dijera fuera lógico. No lo era —. Está solo y yo estoy cansado de ser el único chico de este grupo. Al menos ahora podremos estar en igualdad de votos para elegir juegos.

No podía creérmelo. Solo con un hola, Chase había conseguido que ese chico con aspecto de ir a vomitar en cualquier momento, se estuviera acercando a nosotros. Genial, dudaba que pudiera deshacerme de él de manera rápida y poco dolorosa, porque a todas luces, mi madre se había pegado a la ventana de la cocina, sintiéndose la madre más orgullosa del mundo solo por el hecho de haber obligado a mi hermana a invitar a la chica nueva, y de rebote, a su hermano.

—Hola. —su voz suena como un murmullo. Bajo.

—¿Eres el chico nuevo? —se limita a asentir con la cabeza a la pregunta de Chase —. Yo soy Chase, ella es Tina y la simpática se llama Dessa.

La mirada que le lanzo a Chase lo hace dejar de reírse al segundo. Yo soy una persona extremadamente simpática.

A mis diez años, puedo decir con orgullo, que mis padres hablan a diario de lo "agradable que es su hija pequeña". No dirían eso si no fuera cierto.

—¿Dessa?, no había oído ese nombre nunca.

Ladeo mi cabeza mientras entrecierro mis ojos hacia... el desconocido. ¿Quién se creía que era para juzgar mi nombre, o bueno más bien, el diminutivo de mi nombre?

—Me llamo Odessa, Dessa es solo un diminutivo.

Arrugo mi pequeña nariz y cruzo mis brazos en un claro síntoma de fastidio. No entendía porque, pero solo notar los ojos con esa mezcla entre el marrón y el verde de este chico, del cual desconocía el nombre sobre mí, me hacía sentir nerviosa.

Las manos me sudaban y parecía que mi cerebro no quería formar frases ingeniosas delante de él.

—Odessa me gusta, —una pequeña sonrisa se crea en la cara pálida del niño y yo comienzo a relajar mis brazos sobre mi pecho —, yo soy Ryan.

—¿Y qué haces aquí Ryan?, no te he invitado a mi casa.

Bueno, mi cerebro estaba empezando a conectar frases. Hirientes, nada de ingeniosas, pero al menos parecía que empezaba a funcionar de nuevo.

—Mi hermana me ha obligado a venir. —sus ojos se ponen en blanco y veo como Chase le deja el sitio para que se siente a mi lado. Mala idea Chase —. Tranquila Odessa, a mi tampoco me apetece demasiado estar aquí, pero teniendo en cuenta que mi madre está dentro con la tuya, quizá no nos quede más remedio que fingir que nos caemos bien.

Su brazo estaba pegado al mío. Notaba su suave sudadera en mi piel, y el olor a lavanda del suavizante de la ropa, inundó mi nariz sin consentimiento.

Era increíble, Ryan me ponía nerviosa y no entendía por qué. Simplemente era un idiota de diez años que se había colado en mi jardín sin consentimiento, y que se había atrevido a juzgar mi nombre. No lo quería aquí y no lo quería con mis amigos.

 No lo quería aquí y no lo quería con mis amigos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Redención #PGP2024Where stories live. Discover now